En este artículo damos consejos tanto al modelo como al fotógrafo para enfrentarse con éxito a una sesión de retrato, una de las especialidades más fascinantes de la fotografía.
Hace tiempo que no doy consejos para un retrato, una de las grandes pasiones de muchos fotógrafos. Siempre he creído que es cosa de dos, que si una de las partes no está inspirada es difícil que salga algo bueno. De nada sirve tener los mejores equipos y la iluminación más conseguida si no hay feeling entre las dos partes.
Si no te cae bien la otra persona, o no confías en ella, pocas cosas buenas se podrán hacer. No soy amigo de dar consejos superfluos sobre técnica sin saber si hay una buena relación entre ambos. No estoy hablando de una amistad de años. Me refiero a esa sensación que nos puede entrar en el metro o en el autobús, o en una larga cola, en la que ves a alguien y sabes que te cae bien (ojo, no estoy hablando de ligar) o que tiene algo que te llama la atención. Seguro que todos habéis vivido algo similar. Pues bien, cuando fotografías a alguien y te sientes así, sabes que vais a hacer una gran imagen.
Es el momento de empezar a pensar cómo hacer el retrato. Si tienes obligaciones profesionales muchas veces no tienes tiempo de hablar antes con la persona, pero una mirada suya bastará. Si llevas tiempo en esto lo sabrás enseguida. Y después de esta reflexión que a muchos les parecerá absurda vamos a ver consejos que ayudan a conseguir mejores retratos.
Te toca ser modelo
Pensar que no vamos a posar, sino a una fiesta
- Nunca te pongas delante de la cámara si no confías en el fotógrafo. Es así de sencillo. Igual que no te fías de una persona que habla mal de ti sin conocerte, no tiene sentido dejarte retratar por alguien con quien nunca tomarías una coca cola. Suena drástico, pero es verdad. En estos casos y siempre que sea posible hay que intentar quedar con el fotógrafo antes de la sesión para encontrarte a gusto con todos los focos delante.
- Si somos modelos, bien porque nos lo han pedido, o porque queremos un recuerdo de cuando somos jóvenes o mayores, tenemos que ser naturales ante la cámara. No vale cualquier pose, ni ir desaliñado (salvo si eres un antiguo grunge), pero cuando mejor estamos es cuando estamos con la familia (si nos llevamos bien) o con los amigos. Por eso tenemos que ir mentalizados, pensar que no vamos a posar, sino a una fiesta. Parece una tontería, pero funciona.
- Un truco que circula ahora por la red, gracias a un vídeo viral de Peter Hurley, es el famoso squinch, que no es otra cosa que entornar los ojos ligeramente para parecer más interesante y más atractivo (algunos no tenemos solución) y estirar la cabeza hacia delante para evitar la aparición de la papada.
Eres el fotógrafo
- Pocas veces tendremos más responsabilidad. Conseguir que una persona, sea guapa o fea, quede contenta con el resultado. Si alguna vez habéis hecho retratos, seguro que más de una vez os han dicho la terrible frase: “No soy así”. Nuestro trabajo es que la persona retratada salga de la sesión convencida de lo bien que ha quedado.
- Uno de los mejores trucos que existen es tener en la habitación un espejo en el que poder mirarse. Es increíble la seguridad que da a aquellos que tienen dudas sobre su imagen. Luego, a lo largo de la sesión, para que pueda comprobar que todo está bien, puedes ir enseñando las fotografías. Es evidente que en una sesión al aire libre es imposible, o al menos es incómodo, llevar un espejo.
- Es importante llegar a la sesión con un esquema de trabajo en la cabeza. No hay nada más frustrante que mirar por el visor y no saber qué hacer. Da igual que sean las fotos de tu sobrino, de tu pareja o de quien sea. Por eso es importante tener en la cabeza una biblioteca de imágenes que habremos creado después de ver miles de fotos en libros de autores consagrados y sin consagrar, y revistas.
- Por supuesto hay que tener clara la iluminación. Una sesión con luz natural es una experiencia única, pero es horrible cuando el sol no acompaña. En este caso recomendaría ir siempre con un equipo sencillo de iluminación, como dos cabezas de 500 w por lo menos y varios accesorios… Es broma, no hace falta imitar a Mario Testino cada vez que hacemos una foto. Con un flash de mano y un emisor/receptor, es más que suficiente.
Cuando conseguimos un buen retrato nos subimos por las paredes de la alegría, pero nunca debemos llevarnos todas las flores. El éxito es de los dos. Es algo que nunca debemos olvidar.