Consejos para una entrevista de trabajo
Acudir a una entrevista de trabajo nos suele poner nerviosos, no obstante si ponemos en práctica algunas técnicas nos tranquilizaremos y rendiremos más.
Infórmate de todo lo relacionado con la empresa
Antes de acudir a la entrevista, es aconsejable que te informes sobre el centro de trabajo, su filosofía, las actividades que realiza,… Conocer esto te ayudará y te encontrarás más segura.
Piensa en lo peor que puede ocurrir
Es decir, imaginarte la peor situación: que te hacen preguntas que no sabes responder o te quedas en blanco, empiezas a sudar. Aunque suceda todo esto, la vida sigue, olvídate cuanto antes de esta situación, y sigue adelante.
Piensa que solo es una primera entrevista
Otra estrategia para relajarte es pensar a largo plazo: esta entrevista puede ser solo la primera de una serie de entrevistas que te facilitarán el acceso al puesto de trabajo deseado, si la primera no ha salido demasiado bien, tienes la oportunidad de la segunda.
Se puntual
Averigua la dirección exacta y acude a la entrevista con tiempo suficiente. Si llegamos muy justos de tiempo, no podemos prepararnos sicológicamente, y nos ponemos innecesariamente nerviosos.
Ve bien vestida
Vístete bien, pero con discreción, un traje de chaqueta irá perfecto, aunque depende mucho del tipo de empresa a la que te dirijas, ya que por ejemplo si se trata de una empresa de moda, podrás ponerte algo más atrevido, lo importante es dar una buena imagen. Y siempre recuerda que es mejor que te recuerden a ti, no a tu ropa
Practica la respiración profunda
Mientras esperas, intenta tranquilizarte haciendo respiraciones profundas: inspira durante siete segundos, espira durante otros siete e inspirar durante siete segundos más. Repite esta serie cuatro o cinco veces. Si meditas con frecuencia, este es un buen momento para que medites antes de entrar a la entrevista, para así entrar con una aptitud relajada y despierta.
Muéstrate tal como eres
Durante la entrevista, no intentes aparentar ser alguien que no eres: más graciosa, más simpática, más segura… Estas maniobras suelen provocar, con frecuencia, el efecto contrario al deseado.
Lleva apuntadas unas cuantas cualidades
Intenta, en algún momento enumerar tus puntos fuertes. Por ejemplo: “como domino el inglés, podría investigar el mercado norteamericano”. Lleva preparada una breve lista.
Interésate por el proceso de selección
Pregunta cómo va a seguir el proceso de selección o cuándo se hará pública la decisión final. Es natural interesarse por ello y, además, estarás más tranquila durante la espera.
Extrae tus propias conclusiones
Analiza que ha funcionado y que no. Si no te han seleccionado tendrás más datos de por que y podrás reforzar tus puntos débiles. Y por otro lado habrás aprendido a hacerlo mejor la próxima vez. Y muy importante, te habrás dado cuenta que aunque te rechacen, el sol sigue brillando ahí fuera.