Florencia, se dice que es una de las ciudades más bellas del mundo, cuna del arte y la arquitectura en Europa. Existe una enfermedad, el llamado Síndrome de Stendhal o síndrome de Florencia, que padecen aquellos que fascinados por tanta belleza sufren taquicardia mareos y desvanecimientos, y no es que nosotros llegásemos a tales extremos, ni hace falta ser un entendido en bellas artes para apreciar lo bonita que es esta ciudad: Con sus grandes palacios, sus calles estrechas llenas de ambiente, lo cuidado de los escaparates de sus tiendas, el encanto de sus cafés y pastelerías y su gente siempre amable… Así que aquí va la crónica de nuestra escapada a la capital de la Toscana.
Por lo general todo el mundo que vuela con compañías low cost llega al aeropuerto de Pisa, y de ahí salen autobuses de las susodichas compañías, que te llevan hasta la estación Santa María Novella en Florencia. Desde aquí salen lineas de autobuses urbanos para toda la ciudad, además de trenes y autobuses que recorren toda la Toscana y el resto de Italia.
En cuanto al alojamiento, no os voy a engañar es caro, pero hay muchísimo donde elegir, así que es cuestión de ponerse a buscar. No os hablaré de nuestro hotel porque era horroroso!!… en fin estas cosas pasan… Pero vamos al grano ¿que podemos visitar? Puff… esto podría ser interminable, se han escrito cientos de libros y guías que hablan de las maravillas artísticas de esta ciudad, así que mejor os cuento lo que nosotros visitamos y lo que nos llamó más la atención.
Plaza de la República: De día un hervidero de gente, como todo el centro, rodeada de cafés y con un precioso tiovivo; de noche parecía estar algo más tranquila, con un montón de terrazas de restaurantes con ambiente romántico, eso sí del precio no hablamos.
Ponte Vecchio: Está claro que si vais a Florencia visitareis este famoso puente, pero yo recomendaría hacer una visita ya al anochecer. Contemplar el río Arno desde el puente mientras escuchábamos cantar a un músico italiano resultó ser uno de esos momentos únicos y mágicos. Además hicimos nuestra particular aportación a los candados de los enamorados…
Plaza de la Signoría: Donde se encuentra el Palacio Vecchio que alberga el ayuntamiento. En este viaje decidimos no visitar ningún museo, y como esta plaza es casi como una galería al aire libre, fue nuestra oportunidad de contemplar al David de Miguel Angel entre otros.
Plaza del Duomo: Donde se encuentra la catedral, El Campanile y el baptisterio con sus Puertas del paraíso. Quizás por esta concentración de monumentos que visitar esta plaza está hasta arriba de gente, sobre todo al rededor de la catedral donde se forman largas colas para entrar. Nuestra recomendación es que visitéis la cúpula, claro si sois valientes y nada claustrofóbicos pues hay que superar 463 escalones por una estrechísima escalera de caracol, aquí los honores fueron para Alex, Eric y yo nos quedamos tomándonos un heladito, que si bien no es contemplar todo Florencia, tampoco estuvo mal.
Mercado de San Lorenzo: en este pequeño mercado se encuentran puestos de toda la vida, carnicerías, pastelerías, floristerías… También aquí se puede comer. Hay desde un puesto de paninos (bocadillos) hasta restaurantes con diferentes precios. Ya en el exterior encontramos un mercadillo de artículos de cuero, así que para quién esté interesado en comprarse algo, sabed que siempre se puede regatear.
Basílica de Santa Croce: con permiso del Duomo, para mi gusto, esta iglesia es mucho más bonita, al menos por dentro. Además de que está cargada de historia pues en ella están enterrados Miguel Angel, Galileo, Dante, Maquiavelo… Impresionante no?
Algo más alejado del centro se encuentra la Piazzale Michélangelo, y como no, aquí también hay otra réplica del David, pero lo importante de este lugar son sus impresionantes vistas de toda la ciudad.
Por último lo que no podía faltar en nuestra estancia en Florencia era una visita a la Fontana del Porcellino, dice la tradición que hay que frotar el “morrete” del susodicho jabalí y dejar caer desde su boca una moneda, si ésta cae dentro de la rejilla, la leyenda cuenta que se volverá a Florencia. No hace falta que diga que el pobre animal está siempre rodeado de gente con moneda en mano intentando asegurarse otra visita a la ciudad, como no, nosotros también, y no es por echarnos flores, pero los tres encajamos la moneda a la primera; y es que señores míos después de diez intentos si la “monedita” no entra, el porcellino te está dejando claro que busques otra ciudad que el mundo es muy grande, y dejes probar suerte a otra persona…
Hasta aquí nuestro recorrido por Florencia Si volvemos o no, con permiso del Porcellino, el tiempo lo dirá, lo que sí sé es que al escribir este post he recordado todo lo que disfrutamos paseando por sus calles, admirando su arte y probando su riquísima gastronomía. Ah! que no he comentado nada de su comida? cierto… Pero es que esto amigo mío… merece contarse en detalle…
Si se padece algún tipo de discapacidad, acreditando esta situación se puede acceder de forma gratuita y prioritaria a los monumentos de la Plaza del Duomo y a Santa Croce entre otros.
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