La historia de las consolas tiene un espacio para una serie de ellas que, por diferentes motivos, no llegaron a consolidarse o calar entre el público. Gran parte de las compañías tuvieron ejemplos de ello y, por supuesto, Sega no fue una excepción como todos sabemos. Hoy nos centraremos en uno de sus fracasos más claros, pero también más desapercibidos, MegaJet.
Corría el año 1994 cuando Sega tuvo la genialidad de lanzar al mercado una versión portátil de su Megadrive, aunque con unas características muy particulares que, ya desde un principio, la condenaban a ser un producto con escaso recorrido. La idea era crear una pequeña Megadrive portable para ser alquilada en los vuelos de largo radio de Japan Airlines, conectando la consola a los monitores de los aviones. Es por ello por lo que realmente la consola no traía pantalla, ya que no se trataba más que de una versión más pequeña y con el mando incorporado en la misma. Técnicamente no estaríamos ante una consola portátil sino portable.
Aunque el concepto no era descabellado en aquellos tiempos en donde los sistemas de entretenimiento en los aviones eran prácticamente inexistentes, la forma en que se ejecutó la idea por parte de Sega no cuajó en la aerolínea durante mucho tiempo. Fue por ello por lo que finalmente Sega decidió sacarla también al mercado minorista japonés por unos 120 dólares.
Técnicamente nos encontramos ante un calco en muchos aspectos de la Mega Drive. Compartía el mismo procesador Motorola de 16 bits a 7,6 MHz que su hermana mayor, así como el mismo co-procesador Zilog Z80. El corazón de la máquina era, desde luego, idéntico. Contaba con una RAM de 64kb, inferior a los 72kb de la Mega Drive.
El apartado gráfico era también muy similar, con 64kb de RAM de vídeo y una paleta de 512 colores, si bien la Mega Drive tenía la capacidad de mostrar 61 simultáneos en pantalla frente a los 64 de la MegaJet. La resolución de pantalla era de 320×224.
Como se podía anticipar, los usuarios ignoraron absolutamente este nuevo producto. El motivo era claro, ¿quién podría querer una Megadrive un poco más pequeña, con la incomodidad de llevar un único mando incrustado en el cuerpo del aparato y sin ninguna mejora técnica o juego sobre la original? Evidentemente nadie.
Además hay que tener en cuenta que no tenía la posibilidad de utilizarse con pilas o baterias, sino que necesariamente debía ir conectada a la red eléctrica.
Aunque la MegaJet fue un absoluto fracaso, se convirtió en el germen de la (esta vez sí) portátil Sega Nomad que salió en 1995 en Japón y EEUU.
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