Revista Cine
Director: Richard Donner
Pero qué casualidad (todo está conectado): nada más ayer comentaba "Boogie Nights", de Paul Thomas Anderson, y hoy en la mañana me entero de que es posible de que haya salido luz sobre su nueva película, la cual, al parecer, lo reunirá con Daniel Day-Lewis y tratará sobre el mundo de la moda de New York en los años cincuenta, además de contar con la misma productora detrás de "Inherent Vice" y "The Master". Genial, ¿no? Hasta se especuló con que saldrá el segundo semestre del otro año. A propósito, me estaba fijando que Mark Wahlberg no es tan alto, o en su defecto, que siempre se ponía al lado de tipos más altos que él. En todo caso, Wahlberg mide 1.73, lo mismo que yo; es interesante pensar que si estuviera enfrente mío no sería la gran cosa, o, incluso, que si una cámara nos grabara juntos, yo me vería tan grande como él parece serlo. Quien me deja chico es Mel Gibson, de 1.77, y supongo que ya es la hora de empezar a hablar de películas. Como iniciamos la semana con una de Richard Donner, pensé que sería apropiado comentar hoy, un lluvioso y frío día viernes, "Conspiracy Theory", la cual vuelvo a ver tras un par de años. Me siento feliz de anunciarles que las impresiones positivas siguen siendo tan fervientes como las de aquel primer visionado. Advertidos quedan...
Mel Gibson es un taxista paranoico y enamorado, específicamente de Julia Roberts, que trabaja en el departamento de justicia. Si es loco o no da lo mismo; resulta que, efectivamente, el loco Mel se ve envuelto en una conspiración en la que también cae Roberts. El hombre no se quedará de brazos cruzados, digo, está enamorado... a esos tipos no hay quién los pueda parar...
Escribe Brian Helgeland, dirige Richard Donner, protagoniza Mel Gibson... notable conspiración, digo combinación. ¡Combinación! Ejem... Además la banda sonora la compone Carter Burwell (que no obtuvo ninguna conspiración, ¡digo nominación! al oscar, hasta recién el año pasado con "Carol"), así que es una completa redundancia si digo que la banda sonora es fenomenal y sublime. El final es muy lindo y emotivo, y el visionado completo es ameno y de indudable calidad. Como su nombre indica, es un thriller conspiranoico, pero no uno denso y sombrío y pesimista, más bien decididamente cómico y delirante, pero honesto hasta la médula: no busca ser una reflexión sobre la ambigua moral humana, sólo pretende deconstruir y revisitar las claves genéricas de las historias sobre conspiraciones a través de un jocoso y coqueto filtro. Es una curiosa e interesante combinación que da grandes resultados, sobre todo porque ironiza y juega socarronamente con aquello que debe hacerlo mientras se toma en serio lo que da sustento al film; por ende, no es de extrañar que brille en las escenas más hilarantes así como en las más dramáticas, sin mencionar un término medio que está la mar de bien construido y mantenido a lo largo de sus más de dos horas de metraje, fluidas y atrapantes, que se pasan volando sin mayores esfuerzos (la calidad del relato, naturalmente). Un patán habría hecho un bodrio ridículo, pero gente que sabe contar historias hace "Conspiracy Theory", un sencillo pero efectivo divertimento que fue injustamente incomprendido por la crítica (aunque le fue bien en taquilla: la justicia existe -¿?-), que apuntaba al tono, a la actuación de Mel Gibson y a la "indecisión" creativa al momento de burlarse o tomarse en serio el mundo de las teorías conspirativas. No lo sé, pero la mezcla entre el delirio total y el realismo propio del género es sensacional y no cede en ningún momento, ni siquiera cuando la paranoia da paso a la verdadera conspiración. De no ser por ese particular y singular tono, no podríamos disfrutar de su buen par de secuencias malsanas y enfermizas, o de su impecable fotografía, o de un relato que utiliza a su favor y verosímilmente el despiste y el equívoco (lo que no es poco). Puede que no haya gustado su "ingenuidad" o "buenismo", pero oigan, si es que pueden considerar que ello es molestia en un filme que, como ya dije, no se presenta en forma de pesimista relato moral, dichos elementos forman parte de su innegable encanto. Una película encantadora que sólo se puede disfrutar de lo lindo. Por lo demás, estamos hablando del director de "Lethal Weapon" y "Maverick", no de Alan J. Pakula o John Frankenheimer, que son distintos entre sí (todos muy buenos, desde luego) pero que saben hacer películas a su propio modo.
Insisto: vean y disfruten, vean y disfruten...