Durante siglos, al mirar una carta estelar veíamos una serie de elementos con raíces en la cultura mesopotámica, afectándonos incluso en la astrología. Ni siquiera los chinos se libraban de su influencia. Por ello, para ver un cambio radical en la carta estelar, no solo debemos irnos a la otra punta del mundo, sino cambiarnos de hemisferio, a un continente donde no tuvieran ni repajolera idea de qué era Mesopotamia. Esta entrada está dedicada a las culturas andinas, específicamente, los incas.
Dificultades
Una de las dificultades existentes a la hora de conocer sus conocimientos astronómicos, o de cualquier otro tipo, de los incas es que carecían de escritura. Usaban un registro numérico en los quipus, que podrían tener datos astronómicos, ya que algunas crónicas tras la conquista muestran conocimiento sobre el firmamento. En cuanto a estas crónicas, hay que tener en cuenta que en Europa los nombres de las constelaciones no estaban estandarizados. Así, el cinturón de Orión era llamado Las tres Marías, las Pléyades eran las Cabrillas y en ambos hemisferios había varios grupos de estrellas con el nombre de Cruz. Las cartas estelares en el siglo XVI y XVII del hemisferio sur estaban menos extendidas, siendo un problema porque muchas estrellas son exclusivas de estas latitudes. Como comentaba en otras entradas similares, la precesión de los equinoccios también altera el lugar del horizonte por donde aparecen y se ocultan los astros. En las fechas registradas, puede haber 10 días de diferencia si la corrección al calendario gregoriano fue hecha por el cronista o sus ayudantes. La finalidad y el conocimiento astronómico del cronista también pueden haber influido en sus datos.
Hay otros factores a tener en cuenta. Un cuerpo celeste puede tener distintos nombres según su posición. Un nombre puede estar ligado a una función o localización. De esta manera, la estrella del alba o vespertina puede referirse a cualquier planeta o estrella brillante en una posición concreta durante un momento concreto y no ser necesariamente Venus. Según la comunidad, los nombres también pueden variar. Tampoco es seguro que dos grupos de estrellas denominados con el mismo nombre sea el mismo. Por último, la información se basa en testimonios desde la conquista hasta el siglo XX. Esto implica que muchos nombres tienen una evidente carga cristiana y adicionalmente sufren los problemas imaginables por la falta de estandarización.
Tipos de constelaciones y datos adicionales
Dicho esto, según los datos que tenemos no parece que los incas hicieran un seguimiento de los astros, sino que eran simplemente objetos de adoración. La mayoría se asocia a animales y profesiones. El jesuita Bernabé Cobo y Peralta señala que tenían nombre para todas las estrellas de primera magnitud visibles a simple vista. Además, según nos cuenta Francisco de Ávila, los incas también nombraban a las manchas oscuras de la Vía Láctea, rasgo que solo comparten con los aborígenes australianos.
Los incas tenían dos tipos de constelaciones: aquellas que conectaban estrellas y formaban estructuras inanimadas o formas, como las que solemos conocer en el hemisferio norte, y las nubes oscuras ( Yana phuyu), que tenían formas animadas. También clasificaban a los animales celestiales como yana ("oscuro"), muru ("multicolor" o "moteado") o rojo.
Las estrellas y constelaciones del primer tipo, es decir, agrupaciones de estrellas, eran consideradas masculinas. Sin embargo, los animales celestiales eran pachatira ( pachatierra), combinando las palabras españolas y quechua para "tierra", es decir, no eran ni masculinas ni femeninas. Sin embargo, es un concepto ambiguo, ya que ocasionalmente se clasifica como femenino al relacionarse con Pachamama ("Madre Tierra"), ya sea como una gemela malvada o sin una distinción clara con esta. Pachatira es un concepto de fecundidad terrenal o subterránea, ya que en las culturas andinas, los animales surgieron de manantiales subterráneos junto al Sol. Además, según Polo de Ondegardo, estas constelaciones son responsables de la procreación y aumento de sus equivalentes terrestres.
Respecto al tema del sexo de las constelaciones, es conveniente señalar que las culturas andinas separaban a ciertos elementos en masculinos y femeninos. Así, el cielo, o los dioses celestes, eran masculinos, una fuerza fecundadora que intervenía en la tierra, femenina, procreativa y regeneradora. La vida, el crecimiento y la prosperidad seguían un ciclo similar al hidrológico, con la lluvia nutriendo la tierra pero volviendo al cielo en forma de niebla o rocío. El rayo o el arco iris ( k'uychi) eran intermediarios.
La Vía Láctea ( Ch'aska mayu) se equipara con el río Vilcanota, que actúa como un espejo reflejando al río celeste. El río Vilcanota fluye de sureste a noreste para verter sus aguas en el mar. La Vía Láctea toma el agua del oeste, rodea subterráneamente la Tierra y emerge en el este. La lluvia se precipitaría de este río celeste. Por ello, miraban a estas nubes oscuras para prever las precipitaciones. Si se oscurecían, anunciaba lluvias, pero si se acentuaban, indicaba su ausencia.
La esfera celeste se dividía en cuatro suyus o cuadrantes por dos ejes intercardinales alternantes (eje NE-SO y eje NO-SE) cuando la Vía Láctea pasa por su cénit. En la tradición cristiana se representa con una cruz en la cumbre de una montaña o rodeada de escalones. Las cruces que se verán a continuación se disponen en dos parejas opuestas en el cielo ( Hatun cruz y Calvario cruz a un lado, relacionada con el solsticio de junio, y Huychuy cruz y Linun cruz al otro, relacionada con el solsticio de diciembre). La primera pareja son las cruces del norte y oeste, respectivamente, de los suyus. Se desconoce el nombre de la cruces del sur (α, ε Centauri, ρ, σ Lupi) y este (α, β, δ, π, σ Scorpio), aunque podría ser la segunda pareja de cruces mencionada. Como las formas de las cruces son diferentes dentro de la pareja (una como † y otra en como T/Y) pero similares con respecto a la pareja opuesta, puede que estuviesen doblemente emparejadas.
Constelaciones "tradicionales"
Entiéndase por tradicionales aquellas en las que se conectaban una serie de estrellas entre sí. La mayoría se encuentran en o junto la Vía Láctea. Como se dijo antes, son objetos inanimados y masculinos. Sin embargo, individualmente, una estrella o constelación puede ser masculina, femenina o andrógina. Los nombres tienen variantes y pueden repetirse. Las constelaciones dentro o limítrofes a la Vía Láctea, ordenadas de oeste a este, son:
- Pachapacariq chaska (Altair): la "Venus" del suyu norteño.
- Santísima cruz, Linun cruz, Papa Dios (α, β, δ, π, σ Scorpio)
- Amaru contor, Arado (Scorpio): Amaru convirtiéndose en el cóndor
- Collca (η, θ, ι, κ, λ, υ Scorpio): el almacén.
- Llamacnawin, Ñawin Cristo (α y β Centauri): los ojos de la llama, los ojos de Cristo.
- Huychuy cruz (Rigel, Sirio, Proción y Betelgeuse): cruz pequeña.
- Pachapacariq chaska (Canopo): la "Venus" del suyu occidental.
- Hatun cruz (Proción, Cástor, η, μ Gemini): la gran cruz. Es la cruz del norte.
- Chakana (cinturón de Orión): el puente.
- Collca, Piscacollca, Pisca coyllur, Boca del sapo (Híades): el almacén, los cinco almacenes o las cinco estrellas. El "almacén" de las Híades es secundario al de las Pléyades. Debido a sus posiciones, el ascenso heliacal de una ocurre durante el descenso heliacal de la otra. Eso significa que mientras una está en el cielo, la otra está oculta, reemplazándose cada doce horas.
- Collca, Qutu, Collca qutu, Cabañuelas (Pléyades): el almacén, el montón o el montón de almacenes. Qutu o khutu también puede traducirse como "quieto, inmóvil, congelado y frío", por lo que puede que haga referencia a su ascenso heliacal en junio, durante el invierno. Adorada por todos y considerada originadora de todos los animales. Su brillo indicaba la prosperidad del año venidero. Si brillaban mucho, sería un año de abundancia. Si no, debido a las nubes a mediados de abril cuando comenzaba la cosecha, el año sería duro. Su nombre se debía a que volvía a aparecer en junio, cuando ya había sido recogida la cosecha. Con el cristianismo, el Corpus Christi se equiparó con el ascenso heliacal de las Pléyades. Según las fuentes consultadas, se corresponde con las Pléyades o estrellas cercanas llamadas imaymana (ojos de abundancia), opuestas a las tres mallqui.
Otras constelaciones y cuerpos celestes individuales
- Catachillay, Urcuchillay, cruzero estrellas (Lira): se consideraba una llama macho multicolor con conocimiento sobre el pastoreo. Según Cobo, estaba formada por Vega y otras dos estrellas en forma de T que serían los pies y la cabeza. Sin embargo, aunque es mencionada por todos los autores citados en las fuentes, incluso Cobo y Polo de Ondegardo, Urton se centra en su nombre, ignorando su situación y, especialmente, su posible relación con las llamas. Algo extraño cuando es, de lejos, la fuente más completa y precisa.
- Boleadora (estrellas fugaces).
- Cruz calvario, Calvario cruz: puede corresponderse con la cabeza de Scorpio; con Huychuy cruz; Proción, Cástor, el cinturón de Orión y β Tauri; cinturón de Orión, τ Orionis y Rigel. Es una cruz direccional pero, en vez de apuntar a los puntos cardinales, señala puntos intercardinales. Es la cruz del oeste.
- Chasca qoyllur (Venus): se consideraba una estrella asistente del Sol durante el alba y el crepúsculo. Chasca significa "pelo rizado" y Qoyllur significa "estrella". Como estrella del alba, se llamaba pachaacariq ch'aska o illarimi ch'aska, mientras la estrella vespertina era ch'issin ch'aska. Para los incas, el alba o el crepúsculo no eran solo un concepto temporal, sino también espacial. Cualquier objeto en el alba puede ser pacarin o illarimi, así mismo, cualquier objeto en el crepúsculo puede ser ch'issin. Según Garcilaso de la Vega, por ser la más bella de las estrellas, el Sol pedía que anduviese cerca, unas veces delante y otras detrás. Según Antonio de la Calancha, los indígenas solo conocían tres "planetas" (Sol, Luna y Venus).
- Hatun coyllur (Sirio): gran estrella.
- Mamana micuc (ε, π, σ, ν, τ Puppis): (quien) se come a su madre. Situado junto a la boca de la serpiente (Ver siguiente sección).
- Sonaja (Corona Borealis)
- Choque chinchay (las cinco estrellas de la cola de Scorpio): gato dorado.
- Contor (cabeza: δ, ε, η Canis majoris; ala: α Monocerotis; otra ala: α, β, γ Pyxidis; cola: α Hydrae): cóndor
Constelaciones oscuras (Yana Phuyu)
La Vía Láctea se veía como un río, Mayu. Las manchas oscuras, que son realmente zonas de gran densidad de polvo, se consideraban constelaciones que recorrían este río. El 23 de marzo, en el equinoccio de otoño en el hemisferio sur, será cuando se podrán ver más constelaciones oscuras. En cambio, el 26 de septiembre, próximo al equinoccio de primavera serán menos visibles. Estas constelaciones agrupan a las yana y muru, mientras que las rojo posiblemente fueran estrellas individuales como Antares o Betelgeuse. En la siguiente lista están ordenadas según surgen del horizonte sureste.
Serpiente (Mach'acuay)
La constelación se extiende 150º en el cielo, desde Andhara en Canis major a la Cruz del Sur. Su cabeza es visible al comienzo de agosto, cuando se plantan las semillas, hasta febrero, época de las lluvias más intensas. Se encuentra en su cénit en noviembre. La cabeza de la serpiente es la primera que emerge por el sureste y se oculta por el suroeste.
Su aparición corresponde con la época de actividades en la tierra, durante la que emergen las serpientes, y con la salida del la mítica serpiente bicéfala amaru del manantial durante la temporada de lluvias. Los meses de septiembre y octubre también coinciden con la temporada de cría de la principal serpiente del departamento de Cuzco, la culebra de cola corta del Perú ( Tachymenis peruviana).
La constelación surge en octubre. Se mueve entre la cola de la serpiente y la Cruz del Sur.
El principal sapo andino es el sapo espinoso ( Rhinella spinulosa), resistente a la sequedad, la altitud y que cría en la temporada lluviosa en masas de agua permanentes. Durante su temporada de apareamiento a principios de octubre, la constelación emerge entre hora y hora y media antes que el Sol. Esta diferencia se hace progresivamente mayor cada mañana.
Las sapos emergen en septiembre y empiezan a criar en octubre. En este caso, la constelación menciona a los sapos terrestres ( Hanp'atu) en oposición a las ranas acuáticas ( ococo, k'ayra y ch'eqlla). Además de Hanp'atu, los sapos pueden ser llamados Pachakuti ("giro de la tierra"), Saqra ("diablo"), Pachawawa ("'hijo de la tierra") y Jacinto. Pachakuti y Pachawawa hacen mención a su hibernación en la tierra desde mayo durante la temporada seca. Saqra se debe a que se consideraban hijos del diablo y verlos predecía la mala suerte, además de ser usados por las brujas.
Se creían criaturas ctónicas nacidas de la tierra, asociadas a la fertilidad. Un número abundante de croados indicaba lluvia beneficiosa y fertilidad abundante. Sin embargo, el sapo también se asociaba con la enfermedad y la mala suerte, como cuentan los zorros al inicio del Manuscrito de Huarochirí.
Tinamú/Perdiz/Ave (Yutuo o Llutu)
La llama (Yacana)
Ombligo de llama o llama lactante ( Uñallamacha)
Se corresponde con la mancha oscura curva de α Centauri a θ Scorpio.
El zorro (Atoq)
El pastor, tinamú (yutu) y otros
Mi búsqueda comenzó con Urcuchillay y siguió con Chasca, como podrán ver quienes vean mis ediciones en Wiki Mitología (Ver barra lateral). Como reflejan las fuentes, los incas no dejaron una enciclopedia astronómica para la posteridad ni los pueblos andinos se pusieron de acuerdo para dejar en claro como se llamaba cada estrella y dónde estaban exactamente. Intentar saber como distribuían los incas es cielo es como jugar al juego del teléfono: los intermediarios pueden alterar el mensaje, aunque se mantengan algunos conceptos inconscientemente.
A esto le sumamos Internet, maldición y bendición. Es una bendición el poder compartir información al instante desde puntos lejanos del planeta y consultar datos tanto antiguos como modernos. Es una maldición la propagación de basura e información que no se sabe de dónde viene. Aún alejándome de vertederos de información, como Taringa; de blogs y webs que copian y pegan textos ya con mayoría de edad; de la Wikipedia, que cuando se trata de una mitología no clásica, parece que se nutre de las fuentes anteriores...incluso así, hay lagunas de información por menciones puntuales sin referencias. Y a eso viene el título de esta última sección.
Es posible que quede dentro de la incertidumbre respecto a las propias constelaciones. No todas las constelaciones mencionadas se basan en testimonios totalmente fiables. Quizás por ello, la constelación oscura del pastor no sea constante en las fuentes de información, aunque sea coherente con el Manuscrito de Huarochirí. En él, Pariacaca era el arquitecto del canal de Chuqui Suso y los animales le ayudaron. Sin embargo, en Urton, a cierta distancia de la llama y el zorro, en vez del pastor está otro tinamú, pero solo lo muestra en un dibujo. No menciona nada que lo diferencie del anterior tinamú. También habla de la constelación oscura del Cóndor posiblemente en la zona de Scorpio, pero reconoce que el testimonio es dudoso. Otra mancha llamada K'olli, no traducida, señala que es un punto oscuro no identificado, pero revela que el testimonio no es fiable. Lo mismo con Sullu ullucu, "ullucu abortado" asociado con la serpiente. Ullucu tuberosus es un tubérculo.
También, con dudas en dos de los tres casos, clasifica tres constelaciones brillantes. Una es el sapo ( Hanp'atu), cuyo informante no sabía definir como brillante u oscura. La otra es Mama Rosario, una nebulosa brillante no identificada de la Vía Láctea. La única fuente fiable fue para Posuqu ("espuma"), una nebulosa estelar brillante en el sur de la Vía Láctea. Representa la espuma de la colisión de los dos ríos celestiales.
Fuentes
- Ortiz García, Elena, UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTUDIOS ARQUEOASTRONÓMICOS EN LOS ANDES PRECOLOMBINOS. Diálogo Andino - Revista de Historia, Geografía y Cultura Andina [en linea] 2012, (Junio-Sin mes) : [Fecha de consulta: 2 de diciembre de 2018] Disponible en:ISSN 0716-2278
- STEELE, Paul Richard; ALLEN, Catherine J. Handbook of Inca mythology . ABC-CLIO, 2004.
- URTON, Gary. Animals and astronomy in the Quechua universe. Proceedings of the American Philosophical Society, 1981, vol. 125, no 2, p. 110-127.
- URTON, Gary. At the crossroads of the earth and the sky: an Andean cosmology. University of Texas Press, 2013.
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