Como El aleteo de la mariposa está en manos de mis lectores beta (gracias, siempre gracias), y por lo tanto me encuentro en un estado de standby creativo, he decidido enriquecer el blog.
Hace unos meses descubrí a Jean Larser (o, como es conocido en Twitter, @editorlibre) y a su serie de ebooks: Cómo crear una novela. Tal y como expliqué en este artículo, dichos ebooks me ayudaron a convertirme en un escritor más serio.
Por un lado, esta serie potenció aspectos de la escritura que ya conocía, pero que nunca está de más afianzar. En las demás ocasiones, multiplicó mis registros de escritor.
En uno de esos libros, Larser profundiza sobre los personajes, así que yo, hoy, quiero sintetizar y aportar mi punto de vista a algunos puntos que yo considero importantes.
Comenzaré por los aspectos básicos que todo autor debe considerar para sus personajes:
1. EL CONFLICTO
Quizá lo más importante, por lo menos si hablamos del personaje protagonista y el villano. Todo personaje que se precie debe afrontar un conflicto interior, y cuanto más fuerte sea ese conflicto, cuanto mayor sea el dilema que se plantee en su interior, más rico y carismático será nuestro personaje.
Y esto, ¿por qué?
Pues porque es lo que nos gusta (como lectores, como seres humanos). Detestamos a la gente perfecta, esos personajes que no sufren por dentro al más puro estilo Bridget Jones. Resultan aburridos.
La lucha por conseguir lo imposible, sin embargo, despierta nuestro interés.
Esto del conflicto interior es muy amplio (tanto que quizá dedique un artículo específico para desarrollarlo), pero básicamente es lo que nos lleva a crear protagonistas que se vean obligados a cometer una acción que no consideren ética, o a villanos que en el fondo de su corazoncito de villano, muy en el fondo, tienen algo de bondad.
2. IMPERFECCIONES
Y volvemos a lo de antes: los personajes defectuosos resultan más atractivos que aquellos que poseen todas las respuestas del universo y nunca se equivocan.
La clave de esto es que los lectores nos identificamos más con personajes imperfectos, porque no nos resulta difícil comparar su incómoda situación con la nuestra. Por ejemplo, un protagonista que acaba de perder a un ser querido y es arrastrado al mundo de la alcoholemia y la ludopatía, puede recordarnos a aquella noche en que nuestra exnovia nos dejó por un bajista con gafas de pasta y nos dio por pillarnos un buen pedo para ahogar las penas.
Los seres humanos queremos historias que sepan a nosotros mismos.
3. EL AUTOCONOCIMIENTO DEL PERSONAJE
Es muy importante que nuestros personajes se autoanalicen, reflexionen sobre su vida y sus comportamientos.
¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Por qué me siento así? Mi gato ha muerto, ¿deseo convertirme en un villano para vengar su muerte?
Larser lo explica muy bien en el siguiente extracto de su ebook:
Algo que ayuda mucho a la hora de crear un protagonista creíble es que se compare a sí mismo a lo largo de la historia. Y que se lo pregunte directamete, incluso. De esa forma, el propio lector se hará la misma paregunta interna e inconscientemente, y podrá responderla. En ese momento, se está produciendo un fuerte vínculo lector-personaje.
4. ESPONTANEIDAD
Larser explica el truco de la espontaneidad con el siguiente análisis social: normalmente, las mejores o respuestas ingeniosas se nos ocurren después de que haya terminado el enfrentamiento, y nos dedicamos a pensar todo lo que nos habría gustado decir en el momento del acaloramiento.
Bien, pues tus personajes no tienen ese problema.
Para nuestros personajes, actuar espontáneamente, haciendo o diciendo algo ingenioso y sorprendente, es posible y creíble. Si un personaje protagoniza una acción escandalosa, el lector se verá inmediatamente enganchado a la escena, y al mismo tiempo, conectado con el personaje en ese momento.
Larser plasma los siguientes ejemplos de acciones espontáneas y eficientes:
- Escupir a alguien en la cara durante un enfrentamiento.
- Abofetear a un hombre con el que después te has acostado.
- Entrar en el despacho de tu jefe y arrojarle una bolsa de pescado podrido sobre el escritorio.
Tras este tipo de acciones, los demás personajes de la novela hablarán de ello, y tus lectores también lo harán.
Y estos son los 4 aspectos básicos que debe tener en cuenta todo escritor para formar personajes memorables. No es una fórmula mágica, por supuesto. No podemos pensar que porque nuestro personaje vaya escupiendo a la gente por ahí, va a ser el nuevo Sherlock Holmes. Pero siguiendo estas pautas, y alguna más que comentaré en futuros artículos, podréis convertiros en auténticas máquinas de crear personajes carismáticos.
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