Despreocúpense, yono vine acá buscando información.Es cierto que tampoco fue casualel sentarme a esta mesa,que estuviera leyendo en aquel bancoo esperara ese taxi allá en la esquina.Fue mi necesidad de constatarsi les pica la pielcuando el mosquito, el ácaro o el piojoposan su amenazante cuerpo encimade vuestra ¿humanidad? Era mi duda.“No puedo concebir la indiferencia.”–diría si me fuera ajeno el pañoy no es el caso, tengoaños de permanencia en la familia.Es ingenuo, por eso, fantasearcon la voz moderada y comprensiva,mesiánica, sincera, no ofensivaque avanzará hacia ustedeshaciéndoles llegar una denuncia:pasa esto y aquello allá tan lejosdonde mandan a encierro a las personascon orgullo, tres firmas y ocho sellos.
Bienvenida Casandra
Si pregunta, le diríahay cosas que todos necesitamosy para algunos es un lío buscarlassin alejarse de su familia.Cierta gente nunca te va a dejarvivir en paz, igualno te preocupes mi amornadie espera que imites a tu padre.Con las nenas se les escapaun poco la tortuga.Van cabeza a cabeza.Están cursando la primaria.No hablar, no mirar, no contarporque es así como te dice Bartsi algo puede llegar a usarseen contra tuyo, va a pasar.Pero mis hijas serán inteligentesa la manera tonta de la poesía:“Ma, ¿no parecen todos primos?Mami, ¿por qué en el penalcasi no hay rubios de ojos celestes?”Y si es varón y no preguntay parece otro primo más del imputadole diría: Cielo, mirá cómo papále pone una re onda a construir la vida.