En el primer episodio de esta historia disponible por aquí, yo estaba feliz y contenta llamando al despacho del alcalde, para invitarlo a almorzar a bordo del buque colombiano “Gloria”. Obviamente, yo no tenía ninguna invitación oficial para mandarle, ni ningún estatus diplomático, ni número fijo, ni fax.. Con todo y eso, logré conseguir el número de la encargada de comunicación de la base naval (¡a que no contaban con mi astucia!), entonces la llamé: - si, yo estoy enterada de la llegada del Gloria, me dice contenta yo le respondo: - muy bien, yo me estoy encargando de llamar al señor alcalde y.. - ¿pero, cómo? ¡¿Usted no conoce el protocolo que hay que seguir?! ¿Ya se ha puesto en comunicación con el barco? - Si señora, no yo no.. aunque si yo ya.. este..
Yo había pasado mil horas escribiéndole mails al teniente de navío del Gloria, muy contento él de ver que una compatriota estaba haciendo lo mejor posible para que el buque llegara como era debido a Martinica. Luego de la llamada a la base naval, una montaña de mails de comandantes, oficiales y encargados me cayó encima. A menos de dos días de la llegada del buque, ni la base, ni el buque, ni yo, entendíamos nada, ¿quién hacía qué, quién invitaba a quién y quién quería qué?
Yo ya me estaba estresando bastante cuando uno de los comandantes me llamó y con voz sonriente me dijo:
- yo no entiendo, ¿cómo se ha metido usted en toda esta historia?
- ¿Señor comandante usted conoce Twitter?
Lo más increíble fue el martes pasado, cuando la base naval me llamó para que asistiera a una reunión sobre los preparativos de la llegada del barco. Fue así como todas los mails y llamadas se convirtieron en personas de carne y hueso que aparte de ser oficiales y tener otros títulos pomposos, llevaban hermosos uniformes blancos, perfectamente planchados, llenos de condecoraciones sobre los hombros y en el pecho, como salidos de una película. Desde la bella sala panorámica de la base, donde una hermosa vista sobre el mar se desplegaba ante mis ojos, pude ver el Gloria por primera vez, fondeado en la bahía. Ni digo que los primeros minutos de la reunión no escuché nada, por andar embelesada mirándo el hermoso buque, pensando en Colombia, que estaba tan cerca y tan lejos... Terminada la reunión, uno de los comandantes me llevó a visitar el fuerte Saint Louis (que salvo en raras ocasiones, está cerrado al publico) estas son algunas fotos de la hermosa vista:
Fort-de-France desde el fuerte
Fort-de-France
El buque Gloria a lo lejos
Mientras que el barco se alistaba a entrar a puerto, yo seguía preparando las invitaciones y los comunicados de prensa para los medios de la isla, yo misma escribí un artículo sobre el navío que se puede ver aquí(disponible únicamente en francés).Lo que yo no sabía mientras hacía todo eso era que, tan sólo dos meses después de mi llegada a esta isla, me encontraría en el despacho del alcalde y del prefecto…
¡Esta historia continúa! ¡No te pierdas el próximo capítulo la próxima semana! ¡Y por supuesto habrá más fotos! No olvides que es muy fácil y rápido dejar un comentario, este es un espacio de libre expresión J