A veces, en el día a día, se viven situaciones dignas de ser analizadas aunque sea solamente por un momento. La profesión y el trato con cada persona da para hacerte una idea de lo diferente que somos todos, y lo fácil que es equivocarse al hacer generalizaciones.
Viene a la consulta una madre y un padre con un lactante, los tenía citados en una guardia para que acudieran por la tarde, en los tiempos que vivimos no quiero ser un factor de inestabilidad laboral, y como veo poca consulta me adapto a todo. Siempre he pensado que en otras profesiones eso no se hace (Sr. Juez, ¿podría usted juzgarme el domingo por la tarde, que es cuando libro?), pero por eso me gusta esta. Es un niño que tuve ingresado en el periodo neonatal, por motivos que no importan ahora. Miro en el ordenador el informe de cuando le dí de alta, veo las consultas que ha tenido a urgencias, miro si se ha realizado la analítica que tenía pendiente. Tuvo el mes pasado una pronación dolorosa, resuelta tras una maniobra de reducción y una placa del codo también realizada previamente. Para entablar conversación, le pregunto que cómo lleva el brazo, y me dicen que el brazo bien, que nunca ha tenido ningún problema. Ante mi cara de relativa sorpresa indago un poco más y me dicen que no, que no han venido nunca a Urgencias y que "no le estoy dando a la tecla buena". Sigo con lo mío, con la idea en la recámara de que aquí algo no concuerda. Al final de la visita me dicen que sí, que le pasó algo en un brazo, pero que no saben lo que fue, y que no tienen papeles. Ah, la analítica, anticuerpos para estudio de la celiaquía, no se la hicieron, porque al niño "le duele".Tampoco lo han vacunado, porque "es química". Impresionante.
La semana pasada. Me llama una compañera, que tengo un niño en consulta. Normalmente veo niños ingresados en Neonatología y la consulta se nutre de niños que salen de ella, de forma que sé que niños cito y cuándo (ventajas del entorno 2.0), pero como uno no es infalible casi siempre, pues me digo, "hay que ver, menos mal que estoy aquí, y no librando, no apunté en ningún sitio esa cita". Antes de ir a la consulta hago lo mismo, busco en el sistema su nombre,veo si me lo ha citado algún compañero, su historia (no tiene), y solamente encuentro una ecografía cerebral, pedida por mí, que dice "no acude", de hace un año.Mal asunto.
Interesado por esta incógnita(a saber:la cita no recordada, el niño no ingresado, la ecografía pedida, etc), me dirijo a la consulta (está en otra zona del hospital). Me encuentro a una madre joven (casi siempre lo son) y un niño como de 12-14 meses. Me dice que la cita realmente era hace un año, pero que ha venido ahora, que ha preguntado por mí. Ante mi pregunta sobre la ecografía (que por el aspecto del niño debió ser por macrocefalia, supongo), dice que ella es que no creía en esas cosas, y por eso no fue, y que yo había insistido en ingresar al niño, pero no quiso. El niño corretea por la consulta, está a punto de tirar unos papeles. Haciendo como que no percibo que es una situación tipo Muchachada nui, le pregunto todas esas cosas que se supone que hacen los médicos: cómo ha ido, que come, patatín, patatán. Me dice que está molesta, porque su pediatra no le hace caso por los problemas respiratorios que tiene. Muchos mocos y que no le manda nada. Bien hecho, pienso. Empieza a sacarme jarabes y otras pócimas que toma: augmentine, ventolín, mucosan, y por lo menos 3 brebajes más. Ese, deduje, era el verdadero motivo de buscarme un año después (amén de haber ido quizás al hospital por otro motivo).Está claro que si no creyó en mí por algo mas importante, poco o nada podía hacer por ella ahora.
Estas situaciones de consulta-ficción pasan, por lo menos a mí, frecuentemente. La mayoría de las familias ejercen la responsabilidad y la preocupación sobre la salud de sus hijos por encima de todo el mundo, incluidos los médicos, que en mi opinión es como debería ser. En otros casos, parece que en la escala de interés por la salud de los niños estamos más arriba.
Post original de www.laincubadora.blogspot.com