Esta semana es una de esas que prometen mucho pero que al final no quedan en nada. Empezamos el lunes con la inmolación del Tribunal Constitucional estilo hombre bomba, me explico. Si cualquiera de nosotros recurriésemos a este tribunal ya podíamos ir sentándonos porque tardarán lustros en mover una ceja. En esta ocasión, en cambio me sumo a Artur Mas (con acento en la U) a la hora de decir que el TC ha decidido en este tema a “velocidades supersónicas”: Además, se ha evidenciado una vez más la politización de este tribunal que ha salido corriendo a obedecer la voz de su amo y cumplir al pié de la letra el dictado de nuestra versión hispana de “Iron Maiden” de tapadillo, Soraya. La aparente victoria ha sido un tanto dolorosa, el gobierno ha sacrificado la autoridad que tenía el tribunal (si es que la tenía, venga, haré como si lo dudase) para dar por finalizada la primera batalla, la jurídica (eso creen ellos) en el “affaire catalán”. Empieza el segundo asalto.
Es de tontos pensar que bastará sólo con que uno de tus tribunales diga algo para que se calle todo el mundo. Se supone que una parte de Cataluña se quiere segregar, entre otras cosas, precisamente porque creen que las leyes españolas no les valen, ¿un tribunal que aplica esas leyes les va a callar?¿Aunque el Govern diga oficialmente que “valeeee, lo paro pero no lo dejo…”, bastará?. Esto es igual que decirle a tu espos@ que no puede divorciarse porque está casad@, lo dicho, de locos.
Aunque el TC haya suspendido la consulta y por añadidura se entiende que la campaña. O aunque el gobierno catalán anuncie que renuncia a la campaña, no me cabe ninguna duda de que seguirá por otros medios, de las formas más insospechadas que se ocurran, la imaginación de los catalanes puede ser ilimitada, manifestaciones, iniciativas populares, “castellers”, “gegants i cabuts”, espontáneos saltando con carteles en los partidos del Barça… Existen mil maneras para mantener viva la llama, para que nadie se olvide. Ya veremos que ocurre más adelante.
Lo que está claro es que Cataluña se ha alejado más de España. Si en Moncloa no se cambian las formas, el sentimiento independentista seguirá más vivo que nunca. Esto se ha puesto en marcha ya sea para celebrar la consulta, para unas autonómicas “a salto de mata” (han puesto “a huevo” una hipotética dimisión de Mas) o unas municipales pero siempre con el apellido “plebiscitario”. Veremos como se orquestará pero esto no va a acabar con un “no lo hacemos porque lo dice el tribunal de Madrid”. Espero que no sea demasiado tarde para bajar del burro y hablar como personas.
Parece que sólo se comenta lo que hacen o pueden hacer los independentistas, como si no existiese nadie más, como si en Cataluña sólo existiesen separatistas. En Catalunya, como en todas partes existe gente de todo tipo, digna de respeto, por supuesto. Los no separatistas se sienten abandonados por este gobierno que no hace nada, no tiene nada que decir salvo aplicar su ley. Aquí queda lejos el caso de Reino Unido, Cameron decidió enfrentarse al problema independentista para buscar una solución duradera. Rajoy, con esa postura indolente a la que nos tiene acostumbrados, se dedica a esconderse detrás de unas leyes que parchearán el agujero hasta que le salga un roto mayor y encima tiene el rostro de hablar ahora de diálogo. Es un tanto curioso, el mismo señor que se limitó a dar un NO rotundo por respuesta, habla ahora de dialogar con aquellos a los que ha aporreado legislación en mano. Inaudito.
La verdad es que esto no va acabar así, lo sabemos todos. Las posturas se van a ir radicalizando, sólo espero que no se pierda la cordura y se cometan barbaridades que nos lleven al desastre. Los unos creen que su camino con España ha llegado y que es mejor seguir por otro camino. Los otros intentan hacer creer que ser español es lo mejor que te pueda pasar, cuando mucha gente y no sólo en Cataluña o Euskadi piensa que tener un DNI no es, hoy en día, precisamente un orgullo sino incluso una pesada losa.
Cuando pase el tiempo, descubriremos que el 9N ha sido lo de menos, que lo que está en juego es más que una consulta y que estamos ante un problema que afecta no sólo a Cataluña porque este gobierno, aficionado a apagar los fuegos con gasolina nos está haciendo daño a todos, aunque hayas nacido en Valencia, Valladolid o Cuenca.
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Providencia del Constitucional sobre la admisión del recurso contra el decreto de la consulta soberanistaPDF
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