En 2012, mi primer año completo como consultor artesano, he hecho muchas de las cosas que quería hacer pero también se me han quedado sin hacer otras muchas cosas importantes. Se trata, sobre todo, de cosas relacionadas con el medio y largo plazo.
Esto es grave y me preocupa, porque creo que gran parte del trabajo de un consultor artesano consiste en no perder de vista el largo plazo, es decir, en asegurarte de que sigues aprendiendo, investigando, pensando, escribiendo, desarrollando nuevos servicios, creando red…
La revisión anual de mi sistema GTD me ha confirmado algo que venía sospechando desde hace tiempo: me estoy convirtiendo en un “cuello de botella” para mí mismo. Siendo franco, lo veía venir. GTD hace maravillas pero no hace milagros.
Por otra parte, estoy convencido de que la productividad personal a día de hoy consiste, sobre todo, en tomar buenas decisiones sobre qué hacer y qué no hacer, así que he identificado una serie de cosas que debería estar haciendo y no hago y otra de cosas que no debería estar haciendo necesariamente yo y que sigo haciendo. Si soy capaz de cambiar esta situación, sé con certeza que aumentará mi productividad.
¿Cómo puedo conseguirlo? La respuesta fácil sería “dejando de hacer determinadas cosas”. Pero no es tan sencillo. Casi todo lo que hago tiene una razón de ser y una finalidad, así que dejar de hacerlo no es una opción. La alternativa sería delegarlo, al menos parte de ello. El reto ahora es “¿a quién se lo delego?”.
Mientras pensaba en todas estas cosas recordé los fantásticos colaboradores con los que he tenido la fortuna de trabajar estos años pasados. Exceptuando contadas excepciones, que las hay, la inmensa mayoría de mis colaboradores son profesionales excelentes. Como mérito adicional por su parte, reconozco que no es fácil trabajar conmigo. A modo de retrato-robot, soy muy exigente, directo, detallista, intransigente con la “chapuza”, gruñón y de opinión cambiante. A pesar de ello, imagino que algo positivo tendrá trabajar conmigo, porque mantengo una buena amistad con muchos de mis colaboradores e incluso continúo trabajando estrechamente con alguno de ellos.
Si has llegado hasta aquí y por alguna extraña razón te estás planteando que a lo mejor podría interesarte ser aprendiz, te cuento un poco más sobre los detalles.
Busco a una persona honesta que quiera dedicarse profesionalmente a la consultoría artesana como vocación. Alguien que quiera “independizarse” y pasar a formar parte de mi red como un nodo más en un máximo de dos años. Alguien a quién también le guste aprender y de quién poder estar aprendiendo antes de que acabe nuestro primer año de colaboración. Alguien que cuente con grandes dosis de iniciativa, autonomía, resiliencia, optimismo, compromiso y responsabilidad.
Prefiero a alguien joven, por aquello de aprender de las generaciones que vienen empujando, y que viva en la provincia de Madrid, por facilitar la logística de cara a posibles reuniones presenciales, si bien buena parte del trabajo se hará en remoto. Dicho esto, no descartaré a nadie por razón de edad, género o lugar de residencia.
Concretando un poco más, busco “geek” que domine las tecnologías colaborativas y cuente con una excelente base en Humanidades, además de una presencia digital relevante, inglés fluido, hablado y escrito, capacidad de síntesis y facilidad y buen estilo de redacción.
¿A qué te vas a dedicar como aprendiz? La respuesta corta es “a lo que haga falta”. La respuesta larga se articula alrededor de tres grandes ejes:
- Investigación: curación, análisis y resumen de contenidos (libros, blogs, redes sociales…)
- Producción: elaboración de contenidos y materiales diversos (artículos, juegos, dinámicas, ponencias, propuestas, presentaciones, formularios, plantillas…)
- Soporte: logístico (organización de viajes, talleres, eventos…) y administrativo (no incluye nada relacionado con contabilidad y finanzas)
¿Qué ganas como aprendiz? Lo primero, y por encima de todo, la experiencia, conocimientos y relaciones necesarios para poder emprender con garantías tu propia aventura artesana a medio plazo. Si no le ves suficiente valor a esto, no sigas, porque la parte económica no es lo más atractivo de este proyecto. Dicho esto, ofrezco un contrato laboral de carácter temporal (máximo dos años). Las características concretas de este contrato (en prácticas, por obra y servicio, número de horas semanales, salario…) dependerán de la persona finalmente elegida y del acuerdo al que lleguemos. Económicamente hablando, la parte más atractiva es que, en la medida que vayas madurando profesionalmente, podrás facturar tus propias horas en proyectos.
¿Te sigue interesando? Si es así, envíame un email a jmbolivar[arroba]optimainfinito[punto]com, indicando en el asunto como única palabra “Aprendiz” y explicándome, de la forma más breve que seas capaz, quién eres, qué te atrae de la consultoría artesana, cuál es para ti el propósito de esta colaboración y qué va a aportar al mío si te elijo a ti como aprendiz.
Te espero
Este artículo, Consultor Artesano busca Aprendiz, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 3.0 España.
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