Consumimos lo que nos emociona. Pero somos fácilmente manipulables y nuestras emociones son programables de manera externa. El psicohacking que ejerce el neuromarketing nos convierte en consumidores típicos y predecibles. Somos transparentes para quien sabe cómo funciona el comportamiento humano. Cierto es que con nuestro paso por las redes sociales y nuestras múltiples interacciones dejamos un rastro digital que facilita las cosas. Pero aún aislados de estas tecnologías del conocimiento, seguiríamos siendo presa fácil. Reconocer estos trucos que la mercadotecnia usa magistralmente y anticiparnos a lo que el mercado pretende hacernos creer que necesitamos nos puede ayudar a ser más sensatos.
alfonsovazquez.com ciberantropólogo