Revista Educación

Contagio

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Contagio

Tengo una indigestión de fantasmas. Es como un flato continuo, a la altura del hígado. Me atiborro a Omeprazol, pero ahí sigue. Y mi doctor se niega a darme la baja.

Yo hasta Carnavales era un tipo sanísimo y con un metabolismo emocional envidiable. Las frustraciones laborales las pagaba con mis subordinados. Los achaques de la edad los mataba en el quirófano. Dejé más veces de las que me dejaron. Y a la nostalgia la sepulté en cocaína.

Pero hoy soy un pobre guiñapo enfermo. Un viejo triste y consumido, que aun comiéndose la vida a bocados es incapaz de asimilar sus nutrientes.

Se me atascan los fantasmas que antes no me duraban una siesta. Y todo por haberme contagiado con el peligroso virus de la conciencia.


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