Revista Cine

‘Contagio’ propone tensión inquietante

Publicado el 17 diciembre 2011 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja

La última película de Soderbergh no es apta para hipocondríacos ni para temerosos de las infecciones. ‘Contagio’ es una propuesta pulcra y casi documental de lo que podría ser una gran pandemia en nuestros días, un miedo que esconde una posibilidad nada improbable.

'Contagio' de Steven Soderbergh

Jugando con un pequeño giro en su repertorio para optar por el cine de tensión y suspense, pero sin caer en florituras de superproducción, el director de ‘Traffic’ se vuelve a desmarcar del cine comercial para ofrecernos una brillante, aséptica y profunda revisión de uno de nuestros mayores temores, el efecto global de un virus incontrolable, algo que por desgracia, deja de ser una paranoia aislada en nuestros días, para convertirse en esta película y de una forma sutil en un horrible temor tan factible como devastador.

Como si de un documental de la BBC se tratase, con un tratamiento visualmente impactante pero no por su efectismo, sino por su contagiosa angustia argumental que nos envuelve según pasa el metraje con el mismo sobrecogimiento que sentiríamos ante una situación real como la que vemos en la pantalla.

Esa es la gran baza de esta película, que no resalta especialmente por su grandilocuencia ni por su dogmatismo moralista. Simplemente nos pone a nosotros mismos, a la humanidad hipócrita e indefensa, ante el microscopio del mayor experimento sociológico, vivir en la era de las nuevas tecnologías y el avance científico, el peor ataque hostil para el que menos estamos preparados: una epidemia mundial.

Suspendemos, según el director, que sabe concentrar en un vertiginoso proceso fílmico que engloba mucho, mostrando muy poco. Suficiente para este maestro de la narración cinematográfica que tiene predilección por ponernos la verdad delante de la cara, sin demasiada implicación en el espíritu protesta, sino como haría un reportero gráfico en una zona de conflicto.

No esperéis una película de acción, ni estrés visual con el uso de la cámara. Aquí no hay que buscar monos en el bosque ni nos van a cercar los zombis en la próxima esquina, pero su inquietante puesta en escena y su desarrollo acompasado, con el avance inexorable de un virus que se extiende (como diría Bunbury) hace que la cinta sea sobrecogedora y aleccionadora a la vez.

Si os gustó más ‘ReGenesis’ que ‘CSI’, está película os dejará tan buen sabor de boca como a nosotros, como su reparto, coral, amplio, compacto, como en todas las películas de este director que disfruta normalizando estrellas, poniéndolas en la piel de gente normal. Matt Damon, que parece tener una apuesta personal por estar presente en todas las películas de los últimos años y Kate Winslet, que después de una carrera forzada a hacer olvidar que era la chica de ‘Titanic’, recoge un papel al que tal vez le faltan minutos y aristas, pero que dispone para que funcione.

Laurence Fishburne, Marion Cotillard, un correctísimo Jude Law y un largo etcétera que incluye un cameo (yo no lo llamaría papel, la verdad) de Gwyneth Paltrow y un crucial personaje para Elliot Gould que continua de la mano de Soderbergh, allá donde vaya.


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