El 21 de Octubre de este mismo año se estrena en EEUU la película de Soderbergh “Contagion”.
La trama nos habla de un virus que se transmite con terrible facilidad entre los humanos, que produce una enfermedad mortal y para el cual no existe cura.
En cuestion de pocos días cunde el pánico entre la población, la sociedad se viene a bajo y todo nuestro sistema de valores se tambalea ante la premura de la supervivencia.
La pandemia de miedo acaba con la humanidad antes que la vírica.
La película tiene buena pinta, aunque parece que insinuen que es una gripe aviar al uso que está siendo transmitida directamente por las aves (por lo que se sabe de la gripe aviar el contagio ave-humano es raro aunque posible) y de humano a humano (lo que es imposible por el momento). Pero que podría producirse de haber recombinación entre virus de influenza aviar y virus de la gripe humana.
De esta manera tendríamos la capacidad de transmisión de una gripe humana con la letalidad de una gripe aviar (en torno al 50%).
Pero bueno dejando a un lado la película en si misma quería enseñaros la campaña casi literalmente viral que se ha hecho de la misma.
En una amalgama de marketing y ciencia se crearon 2 carteleras “vivas”. Realmente eran 2 placas de Petri enormes con un medio de cultivo en el que se inocularon bacterias y hongos.
Al parecer las bacterias eran de la especie Serratia marcenses (bacteria que causa enfermedades nosocomiales, muy resistente, que puede provocar infecciones mortales en pacientes inmunodeprimidos y que tiene una vistosa coloración roja) y el hongo, tal vez alguno de la familia Penicillium o quizás Candida albicans (de color blanco y con especial predilección por colonizar las vías urinarias).
El caso es que se montó el cultivo con los microorganismos tras el escaparate de un local abandonado en una calle de Toronto a la vista de todos los curiosos.
Esta es la evolución de la primera cartelera viva que veo en mi vida.