Cualquier modelo de negocio, aún en sus primeros pasos, contiene ya la semilla que genera contenidos. La idea por la que nace, las formulaciones y acciones de sus promotores, los objetivos y metas que se persiguen y la diferencia indiscutible que manifiestan esas personalidades asociadas para poner todo el proyecto en pie, conforman el núcleo básico de diseño. Cuando el modelo de negocio, ya tiene una trayectoria significativa que se remota a una Era Industrial, el miedo al Branding como concepto global y la incapacidad que muestran nuestros proyectos empresariales para acometer la tarea, con celeridad, parten de la percepción que, las juntas ejecutivas y órganos máximos de poder, tienen de su propio proyecto. Aún en las mejores circunstancias, son conscientes de que, junto al núcleo básico generador de contenidos, acumula también una proyección, entre sus grupos interesados, de experiencias previas que pueden ser positivas pero que, a su vez, arrastran unos componentes negativos que aparentan manifestar una dificultad añadida u obstáculo de difícil solución.
Cuando la Imagen Corporativa se percibe como un mala Imagen de Marca, o un avatar falso
Una Imagen Corporativa con una mala percepción en los mercados, puede seguir emitiendo todos los mensajes publicitarios atrayentes que pueda permitirle su capacidad inversora pero nunca conseguirá traspasar la barrera impuesta de los posos negativos que ha ido acumulando, a través, del tiempo de relación. Para un equipo artístico teatral, este suceso, es fácilmente identificable en aquel personaje malvado que se ocupa de atosigar al protagonista, ese personaje que podría no existir dejando una vida cómoda y tranquila al protagonista pero que sin el, no existiría el evento artístico y la capacidad de superación. Si, en la búsqueda de contenidos, el dpto de Branding puede hacer que reine la calma, entre quienes siempre se vendieron hermosos y nunca se los vio como tal, existe la posibilidad de plantearse que cualquier personaje, avatar o imagen negativa, puede ser susceptible de efectuar un cambio radical, para lograr una transformación creíble, por comprobable en la acción, a vista de todo el público asistente que queramos invitar al suceso.
Una vez encontrado el avatar, personaje o imagen que proyectamos, es aconsejable llevarlo a los límites teatrales más conocidos para que pueda ser identificable y organizar toda una sucesión de cambios radicales en, toda la estructura interna que proyecta las líneas estratégicas que han convertido a la imagen, en negativa, para diseñar, allí mismo, la línea de acciones que procurarán la transformación y aunque parezca un desatino, toda esa línea puede quedar expuesta a la vista de todos los grupos interesados en el modelo de negocio y además, es aconsejable hacerlo así, porque cuando vives cara a un público interactivo, es el interlocutor quien tiene que poder comprobar la veracidad y la utilidad que le proporcionará ese cambio.
A medida que se avanza en un proceso de creación de la Imagen de Marca, este proceso, de aparente dificultad, que el modelo de negocio instalado aún en la proyección de la Imagen Corporativa debe acometer, será el recurrente máximo para generar contenidos veraces y reales, aunque la Marca haya nacido totalmente pura y además, el dtpo. de Branding terminará siendo absolutamente consciente de que esa dualidad bueno, malo es la que permite la tensión dramática suficiente como para mantener viva la atención de quien se relaciona con ella permitiendo los espacios de enriquecimiento mutuo que se necesitan para prevalecer como miembros influyentes de la comunidad donde se habita.