¿Por qué perdió la Urss la guerra fría? Porque trató de luchar contra una economía de libre mercado con una economía socializada. La realidad es la que es y no la que nosotros queremos que sea. Tan incontestable como las tesis esenciales marxistas es el axioma smithiano de que es el ánimo de lucro, que continuamente impulsa al hombre, el que hace progresar la economía de los países. Si tratamos de convertir a los hombres en seres arcangélicos estaremos cometiendo el que es, sin duda, el mayor de los errores. Yo mismo, todos los días, a cada momento, traiciono la esencia de mi pensamiento marxista con pequeñas y miserables acciones que no tienen otro objeto que conseguir un poco de satisfacción o de comodidad. ¿Cómo, coño, entonces, voy a exigir a otros la perfección en el cumplimiento del ideario marxista? Subvenir a las necesidades de 1400 millones de personas es arduo complicado. Tanto que se me antoja una tarea imposible, que ellos, los puñeteros chinos, están resolviendo sólo Dios sabe cómo. Y eso, querida Lucía, no se consigue cogiéndosela con papel de fumar sino echándole muchos cojones al asunto, tantos que ya no les quedan para otros usos. Yo he tenido infinitésimas responsabilidades de mando. Y te aseguro que para llevar adelante los mejores propósitos, todos los días hay que pactar con el diablo, en otras palabras, en este puto y asqueroso mundo, la pureza virginal es sencillamente imposible si no es en una cueva y en medio del desierto. Pero no en medio de una tierra inhóspita y rodeados de millones de seres hambrientos. Estoy seguro de que a los dirigentes chinos les gusta la pureza tanto como a ti y a mi, pero ellos saben muy bien que lo arcangélico en este jodido mundo es absolutamente imposible porque, si adoptas este comportamiento, los otros, tus feroces e implacables enemigos, simplemente te barren, como hicieron los Usa con la Urss. Y China no quiere que se repita la experiencia. Si hay que luchar contra el capitalismo con las jodidas leyes del asqueroso mercado, se lucha. Es así de sencillo. La diferencia entre los Usa y China reside, casi nada, en que mientras la Constitución americana salvaguarda, sobre todo, la libertad, la china trata de hacer lo mismo con la justicia y la primera norma de la justicia es preservar el derecho a la vida, el jodido “primum vivere”, porque sin un ser humano viviente no hay ninguna clase de derechos. Lo que yo quiero, exijo, a mi Constitución es que consagre normas tales como que la propiedad privada sólo está justificada en los bienes de uso y consumo cotidianos y que la de los bienes públicos, y toda la extensión de la superficie de la Tierra es un bien público para mi, es y será siempre pública de tal manera que si se permite el uso y la apropiación exclusiva de ella es provisionalmente y con motivo de una mayor utilidad pública. Esto es tan esencial que marca la diferencia entre una Constitución capitalista y otra marxista. Y sus consecuencias prácticas son que el Estado se reserva en todo momento el derecho de expropiar, como hacía Hugo Chávez, cualquier explotación o propiedad cuando convenía a los intereses del pueblo. Parecen diferencias minúsculas pero son absolutamente esenciales. Son las que distinguen a una economía capitalista de otra marxista. Pero lo que los chinos parece que no están dispuestos a hacer es entregar sumisamente a sus enemigos esenciales la ventaja que supone el manejo de la economía. Marx consagró el axioma de que todo es economía y los chinos lo practican a fondo. El bienestar, la igualdad, la justicia e incluso, en cierto modo, la libertad, no son más que jodidas superestructuras económicas y sólo dominando al límite la economía, un pueblo puede llegar, como lo hizo el chino el año antepasado, a adquirir en su propio mercado 15 millones de automóviles, más por cierto, que en los Usa. Si, para eso, tienen que saltarse algunas normas laborales y humanitarias, se las saltan, porque ellos consideran que se hallan en una situación de guerra a muerte contra el enemigo más poderoso del mundo, al que no se le puede otorgar ninguna ventaja. Por último, una sola cosa más. Todas las noticias que nos llegan de China lo hacen a través de la prensa enemiga. Te sugiero que leas la orden que Dulles, cuando era jefe de la CIA, impartió a todos los agentes de la misma, si lo haces, comprenderás que es un auténtico suicidio, además de la más perfecta idiotez, creer lo que te cuentan los que son los verdaderos enemigos de la verdad. Para tu comodidad, a continuación, incluyo el link: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97121