En España, en las próximas elecciones europeas de mayo, ocurrirá algo parecido. La gente quiere vengarse de los dos grandes partidos (PP y PSOE) que, con la complicidad de otros que le sirven de escolta (IU, CIU, PNV y otros cómplices con presencia en los gobiernos), han llevado a España hasta la ruina y han construido una falsa democracia injusta, cruel con los débiles, plagada de corrupción y por completo ajena al ciudadano, al que han convertido en un marginado que solo cuenta en el momento en que deposita su voto en las urnas.
La gente acude a las elecciones cargada de ignorancia y no es consciente de que se dispone a votar a sus verdugos. La gente ignora que acude a las urnas no para elegir a sus gobernantes sino para apoyar a los que han causado su ruina o defender la democracia y el poder del pueblo frente a los políticos que abusan y gobiernan en provecho propio. Solo hay dos opciones: o ganan los políticos o ganan los ciudadanos. Si ganan ellos, todo seguirá igual: corrupción, injusticia, abuso de poder, despilfarro, endeudamiento masivo, impuestos altos, pérdida de derechos, caída de los valores, deterioro de la democracia..., pero si ganamos nosotros se abrirán las puertas de la esperanza y las cosas tendrán que cambiar ante el avance de una verdadera renovación y del ingreso de la ética en las instituciones.
Ellos ganan cuando votamos a los mismos y pierden cuando elegimos a otros que estén limpios y luchen por cambios reales, o si optamos por votos masivos de castigo (abstención activa, voto en blanco, voto nulo) que por lo menos desacrediten y rechacen el sucio dominio de la actual casta política española, una de las peores y mas desprestigiadas del mundo.
La incultura de los votantes es el mayor riesgo para la democracia en España. Hay millones de ignorantes que votan a sus verdugos ya sea porque viven de sus limosnas o porque siguen creyéndose todas las mentiras y trampas del poder, como la famosa división entre "izquierdas" y "derechas", inexistente en España, donde tanto los socialistas como los populares y los de Izquierda Unida han terminado apoyando a los banqueros, a los ricos y a las castas de políticos profesionales, sin combatir la corrupción, sin proteger a los débiles, sin impulsar la Justicia y sin distribuir la riqueza de manera razonable.
En nuestros tiempos, cuando está claro que los políticos se protegen unos a otros para seguir disfrutando de los privilegios, sean de derechas o de izquierdas, no hay mas división real que la de poderosos y débiles, aprovechados y demócratas, verdugos y víctimas, corruptos y decentes, políticos y ciudadanos, en definitiva.
A la hora de depositar el voto recuerda lo que hemos aprendido en las últimas décadas: los políticos no representan a los ciudadanos sino a sus propios partidos y a ellos mismos. Una y otra vez, antepondrán sus propios intereses al bien común y eso les convierte en "enemigos del pueblo".
