Después de esto, a las 8 como en un clavo estabamos agachadas entre una serie de gramineas quitando malas hierbas y rastrillando. Debo decir que el sol se escondía entre las nubes, por lo que al principio el trabajo fue muy llevadero. Estuvimos 3 horas sin parar, de rodillas sobre un cojín de geotextil que Nadine preparó para que no nos hicieramos daño. Mientras trabajabamos intensamente, se oían a los pájaros, a las abejas acudiendo como locas a los ricos aromas de las flores, es un duro trabajo, la jardinería, pero estas pequeñas recompensan el sudor que se desliza consecuencia del trabajo.Paramos a tomar un vaso de agua, refugiándonos del solazo. De esta manera, en los pequeños descansos se pueden empezar a observar los pequeños detalles del jardín, las sensaciones que ofrecen y las maravillas de la naturaleza.Cada semana que voy se pueden ver los cambios que ofrece el jardín. En esta ocasión la santolina empezaba a tener flor, y las puntas doradas de sus tallos azulados, parecían más brillantes gracias a ellas. Los bichitos se sentían atraidos por los mismos.
Además los membrillos estaban presentes en las ramas de ese frutal, con una textura pelosa muy agradable. ¿Cómo es posible que tras esa bonita floración aparezcan estos maravillosos frutos?
Después de limpiar de malas hierbas las gramineas, Nadine se dedicó a retirar aquellos tallos lustrosos del bambú que invadían un terreno que no era suyo. Y yo limpiaba de hojas que ocupaban los bordes donde estos formaban una gran cortina verde.Detrás de los bambús, esos montículos que diseño Nadine, se han cubierto por flores de Lippia spp., minúsculas flores sobre tallos completamente rastreros que llaman la atención de los abejorros, debido a su perfume dulce similar a una rica miel.Otros montículos cubiertos con Rubus spp. con hojas duras y tiesas, pero donde empiezan a aparecer flores delicadas.
Después de terminar nuestras tareas, a las 13:30 horas paramos a descansar bajo una sombrilla al lado de la piscina, que el cliente cuida y limpia. Nos descalzamos y comimos una deliciosa ensalada de pasta, aderezada con una salsa de mango y curri. Fue un momento de descanso de lo más intenso, el silencio que había, no cruzabamos palabra durante unos minutos, volvió a colocarnos en un lugar lleno de insectos y pájaros, el sonido de las gramineas y su movimiento al son del viento.
Volvimos a retomar la jornada y las herramientas, unas tijeras de podar, la pala jardinera y las mañosas manos de Nadine. Mi tarea fue podar algunas de las ramas de las vides. Bajo ellas, pude deleitarme con el olor de las inflorescencias que estaban a punto de cuajar. Después de esto, Nadine plantó algunas plantas de fresillas. Y ya cuando quisimos darnos cuenta, el tiempo había pasado. Así que como siempre después de este trabajo me dediqué a observar todo aquello que no pude hacer anteriormente.
El Ceanothus spp.seguía en flor, acompañando en alguno de los paseos.
El gran contraste entre el Juniperus horizontalis con ese color amarillo y el Stachis con sus espigas florecientes me llamaron poderosamente la atención.La Spiraea ´Gold Flame´ con esos tonos rosáceos sobre la textura amarillenta de las hojas. Delicadas flores.