Contra el cáncer de mama

Sabes que soy un incondicional defensor de la mujer y de sus cualidades femeninas y valores, esos que necesita el mundo hoy más que nunca, para sobrevivir. La sensibilidad, la humanidad y la gestión de las emociones. Pero, a la vez, también sabes mi rechazo a conmemorar días especiales en los que se pone en evidencia todo aquello que el resto del año obviamos, rechazamos o ignoramos, relegando a un solo día problemas que acucian cada día más a la sociedad, como en este caso es el cáncer de mama, aunque admito su poder de sensibilización.

Siempre he visto el cáncer como la consecuencia del desequilibrio entre lo que vive el Alma y la vida que llevamos “solo por fuera”, así como la paulatina desconexión con la Naturaleza que nos acoje y nos enseña sobre la vida. Y, aunque no sea un experto en la materia, afirmaría que la clase científica mundial desconoce las causas reales que provocan el cáncer y apenas alcanza a conocer sus efectos. A día de hoy solo podemos dilatar el proceso, evitar en algo el sufrimiento que provoca o, en el mejor de los casos, extirpar a tiempo el órgano afectado para evitar que se siga propagando, como en este caso del cáncer de mama. Evidentemente nuestro mundo actual, la incierta e insalubre vida que llevamos y las circunstancias ambientales que estamos creando en este mundo cada día más tóxico, no ayudan a la vida ni, en este caso, a la extinción de tan terribles enfermedades como ésta que nos ocupa hoy, sino que lamentablemente hacen que se incrementen con el tiempo!

Nos guste o no, el cáncer es -lamentablemente- el contacto más cercano que tenemos con la muerte o, lo que es lo mismo, con la propia vida. El cáncer es un proceso que anuncia y evidencia la perenne y siempre cercana existencia de la muerte, en un mundo que la ha olvidado y/o que trata de evitarla, a toda costa. El cáncer es una señal de nuestra indiferencia -cuando no, menosprecio- hacia todo aquello esencial que hace importante y maravillosa nuestra vida y por eso ataca donde más nos duele, amenazándonos de muerte. Siento que el cáncer es la última señal para despertar, cuando se llega a tiempo y si no se convierte en una dolencia irreversible cuyo inexorable final es la muerte…

Por eso el tiempo de identificarlo y atajar su a veces letal propagación por otras partes del cuerpo es crucial… como también lo es reequilibrar cuanto antes nuestra vida para alinearla con nuestra esencia vital y con la Naturaleza. No es fortuíto que el cáncer sea una dolencia que afecte mayormente en estilos de vida de Occidente, donde el caos y la falta de sentido de nuestra vida es más evidente… Solo en España, 22.000 mujeres son diagnosticadas cada año de este tipo de cáncer, lo que significa que 1 de cada 8 mujeres padecerán cáncer de mama a lo largo de su vida. Muestra de ello es que, coincidiendo con el mayor progreso social, económico y científico, el cáncer se acerca cada día más a cada uno de nosotros en nuestra vida cotidiana, entre familiares, amigos y conocidos afectados, de cualquier sexo, edad y condición.

Al final y si es verdad que el cuerpo es el altavoz de nuestro interior, siempre me pregunto ¿Existiría el cáncer y otras muchas dolencias graves que acucian a la Humanidad, si estuviéramos realmente alineados con nuestra Alma y/o si, simplemente, aprendiéramos a ser felices cuando tenemos la oportunidad que la vida nos regala?