*LUISA ORTEGA DÍAZ.
Nuestra Constitución establece que Venezuela es un Estado democrático y social de derecho y de justicia; y consagra como valores superiores la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la preeminencia de los DDHH y dentro de sus fines está la defensa y desarrollo de la persona, el respeto de su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular y la construcción de una sociedad justa y amante de
la paz. Estos principios son antifascistas
Nuestra Constitución establece que Venezuela es un Estado democrático y social de derecho y de justicia; y consagra como valores superiores la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la preeminencia de los DDHH y dentro de sus fines está la defensa y desarrollo de la persona, el respeto de su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular y la construcción de una sociedad justa y amante de la paz. Estos principios son antifascistas.
Con ocasión del Encuentro Internacional Antifascista, realizado la pasada semana en el Teatro Principal de Caracas, ofrecí una ponencia a través de la cual dejé por sentado que el fascismo es la negación del derecho, que es violento y guerrerista y que ha utilizado como método predilecto los golpes de Estado, especialmente en América Latina.
En Venezuela, desde enero de 1958 hasta 1998, luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, se convirtió en un escenario de desapariciones, torturas y asesinato de quienes enfrentaron al “status quo” por considerar que se había consumado un fraude histórico en perjuicio de los anhelos del pueblo.
El país fue sumergido en una severa crisis de vivienda, salud, alimentos y trabajo. La práctica del asesinato, la tortura y la desaparición forzada contra la disidencia se convirtió en política de Estado, y durante esas décadas las cárceles se mantuvieron abarrotadas de quienes promovieron el derecho humano a la protesta y el rescate de las libertades.
En 1999, a través de un proceso constituyente impulsado por el presidente Hugo Chávez, fue aprobada en referendo por el pueblo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuyos principios son antifascistas. Ello ha permitido que hoy el Estado avance con pie firme en la lucha por impedir que esta nefasta ideología se instaure de nuevo.
Pero la amenaza persiste. El pasado 15 de abril, luego de la elección presidencial que dio como ganador al presidente Nicolás Maduro, ocurrieron acciones violentas que cobraron la vida de nueve personas, mientras que otras 108 resultaron heridas. Estos sucesos no son aislados, son consecuencia de un esquema de corte fascista.
Debemos estar alertas para que hechos de esta naturaleza no vuelvan a ocurrir en nuestra patria. El llamado es a mantenerse vigilantes ante los intentos de torcer el curso de la verdadera democracia que ejercemos en Venezuela.
*Fiscala General de la República Bolivariana de Venezuela.