Durante mis vacaciones de este verano he tenido el placer (digo placer porque lo fue: me ha encantado) de leer Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer.
Su argumento gira en torno a internet, a dos desconocidos que de una forma completamente aleatoria se conocen a través de un correo electrónico. Ambos irrumpen casi sin querer en la vida del otro, de la que poco a poco les cuesta salir cada vez más. Crean un vínculo extraño y misterioso que les une de forma virtual y que les hace casi codependientes, a pesar de no haberse visto nunca y de basar su mutua confianza en meras palabras.
Este libro me ha gustado porque no es ficción. Aunque a muchos su historia les parezca lejana puesto que jamás han mantenido ningún tipo de relación por chat ni e-mail, a mí me toca muy de cerca y doy fe de que, a veces, es complicado y atractivo. A veces no queremos pero no podemos evitar sentirnos atraídos por alguien de forma virtual: sus expresiones, sus ideas, su forma de ver el mundo nos atrapa y dejamos de lado su imagen física para "enamorarnos" de su imagen electrónica, de la imagen que creamos en nuestra mente de esa persona.
Puede que al final descubramos que estábamos equivocados y que nuestra imaginación nos juega malas pasadas, pero personalmente creo que esos días, semanas o meses que vivimos nuestra mentira son muy hermosos.
Lo malo es cuando uno de los dos ( o ambos) quiere más. ¿Qué pasa cuando el ordenador deja de ser vuestro amigo y os tortura a diario, recordándoos que ese alguien especial que os habla en la pantalla nunca os acariciará? ¿Seríais capaces de intentar dar un paso más, ver la imagen real y completa del otro? ¿Estaríais dispuestos a romper la magia?
Y, lo más importante, ¿estarías dispuesto a descubrir que vivías una mentira? ¿Seríais capaces de arriesgar tanto?
Contra el viento de norte nos habla de todo esto y de mucho más. Es un libro sencillo y no obstante lleno de matices: se lee casi de un tirón, pero deja huella... No sé si os ha pasado que cuando veis una peli interesante o leéis un libro determinado al acabar sentís que os ha dejado algo dentro, una estela invisible que sentís incluso días después y que os hace volver a pensar en el argumento, en la historia.
Pues yo sigo planteándome cosas semanas después de leer este libro, que a pesar de lo que pueda parecer no es ninguna pastelada cursi para nenas. El autor sabe presentarnos con mucho estilo a sus protagonistas haciéndolos cercanos y muy creíbles. Sus personalidades están bien definidas y además son reales, familiares, somos nosotros.
Yo se lo recomendaría a aquellos que andan perdidos y no saben si aferrarse a sus sueños o posarse en la cruda realidad de sus vidas. A los que están al borde del precipicio, sin saber si saltar o no. A los que no creen en cuentos de hadas. A los que no creen en la vida real. A los curiosos que quieren conocer siempre el final de toda historia.
A todas las Emmis y Leos del mundo, que espero que algún día encuentren lo que buscan.
Y yo, de momento, esperaré a que se publique la segunda parte... que será dentro de muy poquito y se llamará Cada siete olas. Aunque después de ese final tan... perfecto, no sé si me gustará saber más. ¡Es que me siento taaaan Emmi!