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Mikita Brottman es psicoanalista y Doctora en Lengua y Literatura Inglesa en Oxford, ha impartido clases en universidades europeas y estadounidenses, y actualmente lo hace en un instituto. "Contra la lectura" se publicó por primera vez hace diez años.
La lectura...esa pasión que compartimos muchos y a la que tanto debemos. Son muchos los artículos sobre los beneficios de tal práctica que, a priori, están fuera de toda duda. Pero no siempre fue así. Antiguamente la lectura no estaba al alcance de todos los colectivos, y los libros eran objeto de numerosas censuras y prohibiciones, pues podían ocasionar "ensimismamiento desenfrenado". Este pasado en algunos casos es más reciente de lo que pueda parecer. De esto, y de mucho más, nos habla en este peculiar ensayo Mikita Brottman.
Advierte Brottman que el título "Contra la lectura" no es más que una fórmula para llamar la atención, puesto que ella misma es profesora de literatura y los libros están muy presentes en su vida. Simplemente reflexiona y muestra la cara b de la que no se habla tanto: cuando leer no es necesariamente la panacea o se lee demasiado (sí, es una afección poco frecuente, pero ahí está), y cuando obtener el libro llega a tener más importancia que leerlo. Porque es importante diferenciar entre lo que se lee y cómo se lee. Una cuestión que estará presente a lo largo de las páginas.
La autora creció obsesionada con la lectura. De joven era adicta a las novelas góticas y se pasaba las horas leyendo en el ático de su casa, hasta tal punto que dejó de relacionarse con los amigos y compañeros de clase. Con el tiempo ese aislamiento se hizo extensivo a su familia y a la vida real: dejó de observar lo que tenía lugar a su alrededor. Creyó que todo sucedía tal y como se lo contaban los libros. Este episodio en su vida le lleva a plantear cuestiones que podrían parecer obviedades, pero que no lo son.
"Idealmente, la lectura puede ayudar a negociar la tensión entre el yo y los otros, a establecer un equilibrio entre vosotros, los lectores como individuos, y la pertenencia al grupo. A mí me sucedió lo contrario. Leía de manera inconsciente, casi involuntaria. Mi vida anterior era rica y compleja, pero todo permanecía dentro".
En sus reflexiones, Mikita Brottman habla de cómo se enfoca la literatura en los planes de estudio, y no solo habla del que ella tuvo, sino del existente en España hasta hace relativamente poco, el basado en los canónicos de la literatura clásica española. Brottman habla sin tapujos, en ocasiones arranca más de una sonrisa con su ironía al desmitificar algunos clásicos y poner sobre la mesa el postureo que hay sobre ellos por parte de los lectores.
La lectura es una pasión que nos une a muchos, pero no hay más que echar un vistazo a las redes para ver que dentro de una misma afición hay distintas sensibilidades y opiniones, y de muchas de ellas, a menudo debatidas en Internet, se hablan aquí: ¿cómo leemos?, ¿por qué leemos?, ¿cuánto gastamos al año en libros?, ¿leemos también ese tipo de literatura que es menos amable, aquella de la que nos hablaba Kafka?
La clave, en cualquier caso, está en leer con criterio, con cuidado, reflexivamente, sin prejuicios. Un ensayo sin desperdicio, de lo más interesante e instructivo en el que no he dejado de subrayar fragmentos. Recomendado para los que, como dice la portada, no creemos que los libros sean intocables.