Contra los pobres

La Federación Española de Fútbol ha ido a atacar, de nuevo, a los más pobres. Ha multado con 600 euros al Real Unión de Irún porque sus aficionados escupieron a un asistente en la espalda y en la pierna derecha. Obviamente estoy de acuerdo con la sanción, aunque tampoco creo que el club tenga mucha culpa. Es una cuestión de educación y cultura individual, y en el fútbol, jornada tras jornada, vemos que hay muchos tontos en la grada que utilizan el deporte como percha para sus reivindicaciones políticas y actos vandálicos y violentos.

Ahora bien, creo que la sanción debiera ir sobre el infractor en caso de conocer su identidad, para algo existen las cámaras de seguridad en todos los campos. El día del Real Unión-Sevilla de Copa del Rey, el Estadium Gal se vistió con sus mejores galas, no en vano era el partido de la temporada para los guipuzcoanos, y controlar a toda la afición es tarea imposible, y se aboga por el sentido común, algo que parece que conforme pasa el tiempo se valora más por su ausencia.

EL problema es que no estamos ante un hecho aislado. Todos los días en el Reyno de Navarra, en San Mamés, en el Bernabéu, en el Sánchez Pizjuán,  en Mestalla… en todos los campos de fútbol los asistentes deben aguantar los salivazos de los maleducados aficionados, y nunca conocemos multas. Sobre todo en los estadios en los que la grada está pegada al césped, que son la mayoría.

La Federación carga constantemente contra el público de los campos del norte, quizá empujada por los cuerpos policiales, y multan los insultos, las fumadas de sustancias ilegales, los escupitajos, el robo de balón caído en la grada y todo lo que se salga de la lógica común. Algo que estaría muy bien si se sancionara por igual en todos los campos.

Si yo fuera el Real Unión, este fin de semana estaba atento a las televisiones, me grababa todos los partidos de primera y segunda y el martes me presentaba en la Federación con todos los escupitajos de la jornada. O todos o ninguno.

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