La BBC ha sido durante mucho tiempo, y en buena medida aún lo sigue siendo, el referente máximo de lo que debe ser una radiotelevisión pública. Cuando alguien en nuestro país quería comparar con un ejemplo lo que debía ser RTVE, siempre se enfocaba el espejo en dirección a la corporación audiovisual británica. La BBC ha sido santo y seña de muchos profesionales a escala mundial, que a lo largo de estos años han admirado su sistema y han intentado imitarlo con mayor o menor éxito.
Pero la BBC, como todo organismo vivo, atraviesa avatares que hacen cuestionarse alguno de sus procederes. Es el caso de la reciente exhibición del vídeo de la banda terrorista ETA, en el que se anuncia un alto el fuego. Y no sólo porque la BBC la haya colocado en la pantalla universal o haya tenido la veleidad de llamarle eufemísticamente ‘grupo separatista vasco’ . También otros medios de prestigio, como The New York Times, lo han hecho en repetidas ocasiones, levantando una gran polvareda en España.
En las Directrices Editoriales de la BBC, una publicación que confieso tengo siempre a mano sobre la mesa de mi despacho, se lee en el apartado 11 sobre Guerra, Terror y Emergencias, en concreto en la página 124: “Nuestra credibilidad se ve socavada por el uso descuidado de palabras que conlleven juicios emocionales o de valor. La palabra ‘terrorista’ en sí misma puede ser un obstáculo más que servir de ayuda para entender lo acontecido. Deberíamos evitar ese término, a no ser que se ponga en boca de alguien”. Si ese es el principio abrazado por la línea editorial de la cadena, no resultará a casi nadie extraño que ahora haya servido de nuevo como innegable altavoz de los intereses espurios de ETA.
Durante mucho tiempo, los dirigentes del Sinn Fein estuvieron vetados en la televisión británica. Es más: cuando las circunstancias lo requirieron, y el brazo político del IRA participó en la vida política de alguna u otra forma, las declaraciones de sus responsables eran recogidas por las cámaras, pero su voz original no se escuchaba porque sus palabras se doblaban por actores. Ocurrió en multitud de ocasiones con Gerry Adams. Eran los tiempos de Margaret Thatcher al frente del Gobierno (1988), cuando su Secretario del Interior, Douglas Hurd, estableció esta curiosa disposición, poco contestada entonces en el Reino Unido. El devenir de los acontecimientos acabó con esta insólita práctica. Por suerte, hoy, el Sinn Fein es una organización política presente en los estamentos democráticos de Irlanda del Norte y su decisiva contribución al desarme del IRA es algo que nadie puede cuestionar.
Han sido numerosos los expertos que, en todos estos años, han analizado la cuestión terrorista en referencia a los mass media. Y cantidad de ellos los que han concluido que, al terror, no sólo se le combate en el frente policial. Por ejemplo, el soiólogo frances de origen armenio Gérard Chaliand, quien en su libro Terrorismo: De la Lucha Popular al Espectáculo de Medios (1985), sostenía que había que desarrollar una teoría de la contrainsurgencia en la radio y la televisión. Y es que, por lo que se ve todavía hoy, no todos los que tienen la posibilidad de brindar influyentes espacios mediáticos coinciden en remar en una misma dirección.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 08 septiembre a las 19:54
Por eso yo procuro llamarles siempre "banda" o "banda armada" que creo es una descripción sin emociones, sobreentendidos ni interpretaciones. Así lo hago en un post reciente sobre el tema: http://jmbigas.blogspot.com/2010/09/que-pasa-con-eta.html.
Saludos. José María.