Hace unos días os contaba todo lo que había hecho en vacaciones, y os decía que pensaba que una gran parte del mérito de haber conseguido hacer tanto es el control relajado que me proporciona utilizar una metodología de productividad, en este caso GTD.
Y es que para mí, este es el indicador real de que vamos bien.
Medir cuan efectivos somos es difícil, porque los indicadores cuantificables siempre nos llevan a medir tareas finalizadas, tiempo empleado o, en los mejores casos, resultados conseguidos.
Pero, ser más efectivo no es hacer más, es hacer mejor. Y este mejor no es desde el punto de vista cualitativo de los resultados (que también), sino que refiere a poder trabajar sin estrés, a hacer las cosas en unas buenas condiciones personales y cumpliendo con nuestros propósitos de la mejor manera posible.
Medir esto es imposible, ya que el resultado es una sensación. Y esta sensación es el control relajado. Trabajar sin presión, donde todo fluye, y que esto pase independientemente de nuestra carga de trabajo. El control relajado es ese momento en que todo fluye.
Ese estado que te permite estar a lo que estás. Ese estado en que gracias a que tienes una completa visión de todo lo que tienes encima de la mesa tu intuición funciona a la perfección. Esta intuición tan importante y que te permite priorizar, esta intuición que te permite visualizar claramente el resultado, esta intuición que te permite emplear tus recursos de la mejor manera.
¿Sabéis esos buenos jugadores futbol que sin pensar escogen el pase óptimo? ¿Ese jugar de memoria que tanto admiramos? ¿Esa velocidad de pensamiento, esos segundos de diferencia al tomar la decisión respecto el rival que marcan el éxito de la acción? ¿El famoso Tiki-taka? Pues el control relajado nos proporciona esta capacidad para enfrentarnos a nuestras tareas. Este es el verdadero indicador de una buena efectividad.
Y los elementos clave para lograr el control relajado son:
- Gestionar todos nuestros niveles de perspectiva de manera equilibrada.Con todos los frentes abiertos identificados.
- Tener los resultados (proyectos) claramente definidos y las acciones siguientes necesarias para realizarlos.
- Tener los recordatorios colocados en un sistema en el que se confíe.
- Revisar regularmente (hábito de revisión).
Quizá algunos pensaréis que es una fantasmada, y lo sé porque hasta no hace mucho yo lo pensaba. Creía que era una tierra prometida inalcanzable, pero no, ciertamente, es un camino que se puede recorrer.
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