Efectivamente comer más despacio tiene grandes beneficios. Al comer cada bocado sin prisas, comeremos justo lo que necesitamos. Esto se debe a que la comida llegará poco a poco a nuestro estómago lo que permitirá que se liberen un tipo de hormonas intestinales (GLP1 y PYY) que nos confieren esa sensación de estar lleno o saciedad.
Además de alcanzar antes la saciedad, comer despacio también facilita nuestra digestión. Ésta no se realiza en el estómago exclusivamente, como muchos pensaréis, sino que comienza en la boca; al triturar con los dientes cada bocado estamos ayudando a nuestro estómago a trabajar menos y que las digestiones sean menos pesadas y molestas y que los nutrientes se digieran mejor. No os quiero decir el beneficio que ésto podría tener sobre personas con problemas digestivos (como las llamadas hernias de hiato, por ejemplo)
Por otra parte, también hay que tener en cuenta que la comida no es sólo el acto de alimentarse: debe considerarse un placer y un momento de comunicación con nuestra familia, amigos o con nuestros compañeros de trabajo. Con las prisas satisfacemos nuestra necesidad de comer pero...alimentarse es mucho más. Conversar entre bocado y bocado también ayuda a que las comidas sean más relajadas, más distendidas, agradables y, por ende, más beneficiosas para nuestro organismo.
Existen algunos truquillos para poder modificar el hábito de comer rápido. Aquí os resumo algunos de ellos por si estáis interesados en cambiar pero recordad que no hay cambio que no lleve un esfuerzo :
- Comer sin la Televisión o sin ordenador o videojuego. Comer delante de la TV o cualquier otra moderna distracción no ayudará a comer de manera lenta y sosegada. Sólo tenéis que acordaros del cine...¿ en cuánto tiempo tardáis os acabáis el bol de palomitas viendo la película? Si estamos distraídos comemos más y más rápido porque no comemos conscientemente.
- Mejor acompañado que solo. Con la familia, amigos, compañeros de trabajo mantendremos una conversación mientras comemos y eso hace que nuestros bocados se espacien en el tiempo. Además es una manera perfecta de relacionarnos y liberarnos del estrés acumulado durante la jornada de trabajo.
- Deja el tenedor en la mesa entre bocado y bocado. Otra manera para concienciarnos de la velocidad con la que comemos.
- La comida en trozos pequeños Nada de tomarse el yogur en dos cucharadas...poco a poco con la cucharilla de postre. Y el filete, en trozos más pequeños, como si estuvieras cortando el filete para tu sobrino.
- Tarda más de 20 minutos en comer. La sensación de saciedad tarda en llegar al cerebro unos 20 minutos...si tardamos menos sencillamente comeremos más de lo que nuestro cuerpo nos está pidiendo.
- Siéntate a la mesa a comer. La comida tiene que ser una ceremonia; hay que preparar el mantel, los platos, cubiertos, servilletas y vasos y sentarse a comer. Se acabó lo de comer de pie deprisa en la cocina. Si no tienes tiempo sácalo de donde sea, estás invirtiendo en salud y a la larga, será más productivo.
- Saborea cada bocado. ¿Te has dado cuenta de lo bien que le va el orégano a esta pasta que has comprado?
Es un tenedor que tiene 2 funciones. La primera, detectar cuándo estamos comiendo muy rápido y avisarte vibrando para que lo hagamos más lentamente. La segunda, hacer un registro de cuántos bocados consumimos y con qué rapidez lo hacemos; para ello tiene un dispositivo USB- justo en la punta- que al conectarlo al ordenador nos da la información.
Cuanto menos es interesante...no sé qué opinaréis. Sin embargo, 99,99 dolares...me quedo con aplicar los consejos anteriores que son gratuitos...