Construido en el siglo XVII por el Cardenal Moscoso y Sandoval para alojamiento de una comunidad de religiosos Capuchinos, parece ser se levanta en el lugar donde en la época romana se alzó la cárcel pública y, posteriormente la antigua iglesia de Santa Leocadia.
Según Parro, en una bóveda que había debajo de la iglesia de los Capuchinos existía una cueva abierta en la roca viva que se creía fue la prisión donde aquella virgen cristina, patrona de Toledo, había sido encarcelada y padecido tormento. A mediados del siglo pasado todavía existía en dicha cueva una cruz cavada en la piedra, por la costumbre continua, según la tradición, que tenía la mártir de imprimir con sus dedos ese signo, y se podía leer encima una inscripción que decía:
"HIC ORAT LEOCADIA, DIRIS ONUSTA CATENIS D1GITOQUE SIGNAT, HOC IN LAPIDE CRUCEM"
(Aquí hace oración Santa Leocadia, cargada de pesadas cadenas, y con el dedo hace la señal de la cruz en esta piedra)
El Convento en primer plano
A esta cueva fueron trasladados, terminada la Reconquista, los restos de los reyes visigodos Recesvinto y Wamba profanadas sus tumbas durante la Guerra de la Independencia, más tarde serían trasladados dentro de una arquita de madera al salón principal de la Sacristía de la Catedral.
En 1810, el incendio iniciado en el Alcázar por las tropas francesas se extiende al Convento de Capuchinos que queda destruido, procediendo poco después, los religiosos a su parcial reconstrucción, habitando en este edificio hasta la des aparición de la Orden, en 1822, a raíz de la desamortización del Conde de Toreno.
Convertido en cuartel, en 1847 es cedido al Colegio General Militar, para alojamiento de la tropa destinada al servicio del Centro, junto con los terrenos adyacentes al Alcázar. En 1848 el Colegio General podrá abandonar el Hospital de San Juan y el Cuartel de San Lázaro para trasladarse a Capuchinos y Santiago.
En 1866 es cedido definitivamente al Ramo de Guerra y tres años más tarde, tras el cierre del Colegio de Infantería, se pensaría en derribarlo para utilizar sus restos en la construcción de un Polígono de Tiro para uso de la Escuela Central de Tiro, próxima a trasladarse a Toledo.
Realizadas en él diferentes obras de acondicionamiento, éste se utilizaría para diversos fines hasta su reconstrucción finalizada en 1885. La Academia General Militar aloja a parte de los Cadetes en este edificio y lo une al Alcázar a través de un túnel conocido, por su forma, con el nombre de Paso Curvo. Del primitivo convento no ha quedado ningún testimonio gráfico, ni casi una somera descripción.
El edificio, con muros de fábrica de ladrillo y de mampostería, pisos y armadura de madera cubierta de tejas en sus crujías y de cristal en el patio, constaba de tres pisos, sótanos y un paso a cubierto de un solo piso que servía de comunicación con el in mediato Alcázar.
En 1887, tras el incendio del Alcázar, se tuvo que aprovechar al máximo la capacidad del mismo. Cerrada la Academia General, continuaría perteneciendo a la Academia de Infantería que le dio diferentes usos: dormitorio de Cadetes, salas de clase, gimnasio cubierto, enfermería de Alumnos, cocina, comedor y otras dependencias en los sótanos.
Destruido en 1936 durante el asedio del Alcázar, finalizada la guerra, se retiraron los escombros y se urbanizó la zona, no quedando restos de este edificio.
A la izquierda, estado en que quedó el Convento de los Capuchinos tras el asedio
Fuente: http://perso.wanadoo.es/mearce/Edificios%20y%20Lugares.htm
Revista Cultura y Ocio
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