El origen del Convento de la Santa Fe está en una antigua capilla fundada por los franceses alrededor del siglo XI donde, más tarde, se erigiría un priorato de la Orden de Calatrava dotado también de una capilla, estando todo ello bajo la advocación de esta santa.
Del siglo XIII y la época calatrava, ha llegado a nuestros días el ábside mudéjar de aquella capilla.
Ya en el siglo XV, los Reyes Católicos recuperan los terrenos en los que estaba construido el priorato, lugar en el que antiguamente estuvo una parte de los Palacios de Galiana (su zona más Occidental, terrenos en los que estaba la capilla y la antigua Casa de la Moneda) y ahí se construye el actual Convento de la Santa Fe.
Por él pasó la orden de las Concepcionistas, a finales del siglo XV; de esa época nos ha llegado una hermosa techumbre de madera. Se trata de un alfarje morisco en el que se pueden ver las armas de Beatriz de Silva, la fundadora de la orden.
En 1477 se fundaba en Toledo un segundo convento de religiosas franciscanas bajo la advocación de Santa Isabel de Hungría, una de las personalidades más relevantes de la Orden seráfica.
El nuevo monasterio fue obra de una dama toledana emparentada con los Reyes Católicos, doña María Suárez de Toledo.
La ayuda de los Reyes Católicos para la creación del nuevo monasterio fue fundamental, puesto que don Fernando le cedió las casas principales de Toledo, en la colación de San Antolín, que había heredado de su madre Juana Enriquez.
Las obras palaciegas medievales conservadas en la clausura son de estilo mudéjar, y de especial relieve son las yeserías y las armaduras de madera. Entre las primeras destacan las contiguas al claustro de los naranjos, al claustro de los Laureles y al Patio de la Enfermería. El patio recientemente restaurado por el Consorcio de la Ciudad de Toledo es el de la Enfermería.
Este patio constituye el núcleo central del palacio edificado por Don Pedro Suárez de Toledo, hijo de Don Diego Gómez y Doña Inés de Ayala. Esta identificación se ha hecho gracias a la decoración heráldica que aparece en el alfarje de la galería baja del patio (El castillo de los Toledo y los cuatro lobos pasantes de los Orozco). La cronología la fija Martínez Caviró entre 1374 y 1375.
Las habitaciones de este palacio se distribuyen en torno al patio de planta ligeramente rectangular definido por columnas de ladrillo de planta octogonal. En planta baja se conservan tres yeserías que dan acceso a los salones localizados en las crujías norte, sur y oeste. La tipología de dos de las tres yeserías es muy común en el mudéjar toledano, siendo el arco angrelado una de sus principales señas de identidad. El tipo de decoración de ambas, tanto del alfiz como del intradós, es vegetal, estimándose su fecha de realización en torno a la segunda mitad del siglo XIV.
Del período en que fue ocupado por las Comendadoras de Santiago, es el claustro gótico y la Iglesia de Santiago (no confundir con la Iglesia de Santiago del Arrabal, que vemos en esta misma página), con planta de una sola nave obra de Antón Egas y redecorada en el siglo XVII en estilo barroco. También de entonces es la decoración pictórica de la Capilla de Belén, en la que se han hecho numerosas excavaciones arqueológicas.
Diversas teorías establecen que podría tratarse de una qubba de época califal; concretamente, se habla del oratorio personal de Al-Ma’mun, rey de la Taifa de Toledo entre los años 1043 y 1085, del cual destaca su cúpula.
Localización: Tiene dos portadas, dando una de ellas a la Calle de las Armas y la otra a la Calle de la Santa Fe, s/n.
Fuentes: http://www.unaventanadesdemadrid.com/http://www.consorciotoledo.com/mcomunicacion/centro_gestion.asp
Revista Cultura y Ocio
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