Sugerida por... 100ciosaurio
Aparato ideado en 1859 por el ingeniero inglés Bessemer, para convertir la fundición de hierro en acero.
Amigos, nuestra tecnológica palabra del día deriva del latín convertĕre -hacer que alguien o algo se transforme en algo distinto de lo que era-, y se trata de un sustantivo que da nombre a un ingenio clave que acabó siendo uno de los pilares básicos de la La Segunda Revolución Industrial o Gran Capitalismo, que comienza en torno a 1860...
...En efecto, el convertidor ideado por Henry Bessemer permitió por vez primera llevar a cabo el proceso de fabricación químico para la fabricación en serie de acero, fundido en lingotes, de buena calidad y con poco coste a partir del arrabio -quizá del vasco [h]arrobia 'la cantera'-, fundición de hierro que se obtiene en el alto horno y que constituye la materia prima de la industria del hierro y del acero, lo cual impulsó dramáticamente el desarrollo del ferrocarril, de los astilleros y de la Revolución Industrial en su conjunto.
Cabe destacar también la figura del propio Bessemer (1813-1898, ingeniero londinense) que ya desde su infancia mostró gran capacidad de trabajo e inventiva, haciendo una fortuna mediante una fórmula secreta para fabricar “polvo de oro”, una purpurina a base de polvo de latón y pintura que invadió el mercado y doró media Inglaterra... :-)
Tenemos que reseñar, por último, que en el avance de la vigésima tercera edición del DRAE, también se recoge esta misma palabra con una segunda acepción en el campo de la electricidad como aparato que convierte la corriente alterna en continua o viceversa.
¡Hasta la próxima revolución de la máquina y el corazón! ;-).