convicciones de un fin de semana
Dos botones de muestra del último fin de semana reflejan las cambiantes actitudes de nuestra sociedad. Reflexionemos sobre este panquequismo intelectual amplificado por los medios de comunicación masivos.Botón uno: instrumentación de la boleta electrónica en la primera vuelta de las elecciones porteñas. Botón dos: la actuación de Messi en la Selección Argentina que juega la final de la Copa América.
A primera hora del sábado, un desastre la decisión de instrumentar la boleta electrónica, va a haber muchas colas y retraso para votar, va a ser una complicación para las personas de edad, pueden ser hackeadas, se va a tardar hasta la medianoche para hacer el recuento, se debió haber aplicado gradualmente, se debió haber puesto en práctica la boleta única en papel al estilo santafecino, no había necesidad de hacerlo, es todo un negociado por las máquinas. Asimismo, Messi es el mejor jugador del mundo, la final es un trámite, no menos de tres goles a los chilenos, somos los mejores del mundo, ahora sí se quiebra tantos años sin títulos, Messi se puso las pilas, el equipo es una máquina, la final va a ser un baile, los chilenos están con miedo.
Últimas horas del domingo: ¿cómo que en las elecciones nacionales del distrito vamos a tener que volver a la boleta en papel? ¡Es un desatino! ¡No tiene sentido! Si se notó que funcionó a la perfección y fue rapidísimo y a las 20 ya se tenían los votos procesados. ¡A quién se le ocurre! Del mismo modo: Messi es un pecho frío. Tiene que renunciar Martino. Hay que borrar a todos. Messi se borra en las finales. La Selección me tiene podrido.
Menos de veinticuatro horas y todas las giladas sostenidas con pasión, mutaron en el sentido exactamente opuesto y se sostuvieron con la misma convicción que la posición anterior y contraria.
Poca reflexión, baja resistencia a la frustración, refracción al cambio. Vicios que no llaman la atención porque explican gran parte de la historia argentina y su decadencia como sociedad. Pero vale la pena destacar estos botones, no ya como un síntoma (otro más) de la sociedad argentina sino como un mero comentario humorístico de cuán extendida está la pavada en Argentina.
Anoten y rían.