Por contradictorio que parezca, para ser un superhéroe no se necesitan poderes o habilidades especiales, tan sólo hace falta una voluntad férrea en la dura lucha contra el crimen... o no. Cómics como The Spirit, Batman y Watchmen han explorado las implicaciones que podría tener convertirse en justiciero enmascarado para un humano corriente, sin accidente radiactivo ni anillo alienígena de por medio.
Como era de esperar en el actual boom de adaptaciones de cómics superheroicos, este tipo de historias no tardaron en llegar a la gran pantalla. Éste es el caso de Kick-Ass, reciente cómic de Mark Millar y John Romita Jr. que narra cómo un joven estudiante decide emular a Spider-man y luchar contra los delincuentes, y que en 2010 fue llevado al cine por el director Matthew Vaughn en una disparatada y divertida película. Algo parecido ha ocurrido con dos títulos de temática similar pero de escasa distribución: Super (2010) y Defendor (2009).
El primero de ellos, Super, nos presenta a Frank, un apacible buen ciudadano de pasado traumático que ve cómo su vida se desmorona cuando su esposa se fuga con un conocido traficante local. Ante esta situación, Frank opta por convertirse en Crimson Bolt, el nuevo justiciero callejero que pondrá en orden el vecindario y rescatará a su mujer, cueste lo que cueste. Escrita y dirigida por James Gunn (guionista de Amanecer de los muertos), Super mezcla sin éxito comedia de situación con una parodia de los superhéroes, pero desafortunadamente las escenas ingeniosas son escasas y muy pronto dan paso a una sucesión de violencia gore, bromas subidas de tono, y revelaciones "divinas" que entorpecen el desarrollo de la historia y las interpretaciones de los actores. Del reparto destaca Rainn Wilson (Dwight en The Office) como el introvertido y torturado protagonista, a quien acompañan una histriónica y sobreactuada Ellen Page y las breves apariciones de Liv Tyler, Kevin Bacon (interpretando una vez más al villano), y el gran Nathan Fillion.
Aunque a primera vista comparta premisa argumental con Super, Defendor abandona en seguida los toques de comedia para adentrarse en el drama que vive el protagonista, Arthur Poppington, un inadaptado que se fabrica su propio disfraz y lucha contra el tráfico de drogas en su ciudad con la intención de proteger a los inocentes. Escrita y dirigda por el actor canadiense Peter Stebbings, a Defendor le cuesta arrancar y funcionar en su conjunto como película, si bien consigue dejar a los espectadores con alguna escena divertida, otras de cierta carga dramática y un logrado final que denuncia la corrupción y decadencia presente en el mundo urbano a la vez que homenajea la labor de los héroes anónimos. Encabezan el reparto el siempre interesante Woody Harrelson (en un papel alejado de su Tallahassee en Zombieland) y una sosa Kat Dennings (la estudiante de Jane Foster en Thor), y les acompañan en pequeños papeles Elias Koteas (El curioso caso de Benjamin Button), Sandra Oh (Entre copas) y el formidable secundario Michael Kelly (Destino Oculto).
Parece que grandes superhéroes como Iron Man, Thor, o Green Lantern también inspiran a los justicieros urbanos a dar el salto al cine. ¿Quién será el próximo?