En el post de la pasada semana terminaba con que una vez definida la visión que quieres alcanzar o concretar una idea, llega el momento de trasladarla a la acción, algo que a muchos les cuesta arrancar y a otros no se les da bien llegar hasta el final del camino.
Para ponernos en marcha necesitamos implementar un plan, hay que dedicar tiempo con el fin de identificar y determinar etapas, pasos o establecer pequeñas metas para llegar hasta la cima. La mayoría de las personas que carecen de un plan claro y definido, suelen abandonar pronto el camino.
Cuando elaboras un plan que te motive y a su vez te transmita confianza de que podrás cumplirlo, ponerte en acción te será sencillo, ya que cuentas con dos herramientas poderosas, una visión o idea inspiradora y un plan que te aporta seguridad para ejecutar las acciones correspondientes.
Este paso es importante, pero lo que lo hace más potente es cuando lo escribes en un papel, porque eso de “que tengo todo en la cabeza”, es un arma peligrosa, porque con el pasar de los días, la acción de los saboteadores y los obstáculos que se nos presentan, hacen que se olviden muchos detalles y además solemos perder en varias ocasiones, la noción de la etapa en curso.
Por eso dedica tiempo a escribir las etapas y estrategias de tu plan, tener una imagen visual sobre esto, es muy importante para nuestra mente.
Otro problema que encontramos en llevar a cabo nuestras ideas, es el miedo que nos infunden y transmiten nuestros saboteadores. Estos suelen aparecer en nuestra mente como voces muy molestas y de manera constante, enviando mensajes relacionados con el fracaso, la frustración, baja autoestima, inseguridad, nos recuerdan que el entorno es hostil y malvado con nosotros, que debemos retirarnos antes de perder, que no vale la pena hacer lo que estamos haciendo, etc……..
Es necesario que tengamos identificado a nuestro saboteador y saber en que momentos suele aparecer y bajo que forma, recuerda que los saboteadores aman y adoran nuestra zona de confort, con lo cual harán todo lo que esté a su alcance para que no nos movamos de allí.
También otra cosa que nos sucede cuando estamos en medio del camino o que ya hemos hecho un buen recorrido, es que nos descentramos más de lo que imaginamos. Formas de hacer esto hay muchas, desde cualquier excusa para no ponernos a hacer lo que toca en ese momento, a concedernos bastantes excepciones, perder constancia, intensidad, saltarse hábitos, permitirse descansos y momentos de esparcimiento innecesarios, hace que perdamos el foco.
Cuando perdemos el foco, comienzan los problemas, porque nos dejamos llevar por el ruido externo, perdemos energía y además entra en escena el apego al resultado en vez de centrarnos en el proceso y en el momento.
Otro aspecto que nos aparta del camino hacia la realización de una idea, es cuando nos dejamos dominar por el ego, y éste aparece en los momentos que obtenemos pequeños logros.
El ego muchas veces nos hace olvidar lo que falta, seguir manteniendo la disciplina y los hábitos que nos llevaron a eso. Con lo cual hace que nos crezcamos, perdamos el foco, comencemos a relajarnos sin darnos cuenta hasta que al despertar, nos damos cuenta que todo lo que habíamos hecho, se ha desvanecido y el volver a empezar nuevamente, a muchos les hace abandonar la concreción de su idea.
Como verás hay muchos aspectos que debemos dominar a la hora de poner en marcha una idea o visión inspiradora, con lo cual debemos estar atentos a cada etapa y poner en cada una de ellas mucha pasión, concentración, intensidad, paciencia, tolerancia y sobretodo,
¡creer en lo que se hace y en el beneficio espero conseguir!.