Lo que más odio de trabajar en una oficina es tener que soportar a todas las personas que vienen y se dirigen a mí con su particular forma de hablar. Lo sé, no debería ser tan intransigente y respetar a cada sujeto con su idiolecto, por eso la lucha que libro no es tan fácil. Me cuesta mucho poner en práctica mis servicios profesionales de secretaria cuando me enfrento a alguna persona que utiliza incorrectamente una palabra o conjuga mal un verbo. El otro día, por ejemplo, llegó un matrimonio mayor. Todo el tiempo hablaba el hombre de la relación y jamás oí la voz de la mujer, de quien ni siquiera pude saber el nombre pues su marido se refería a ella como “mi conyugue”. Ante esa situación estaba tan incómoda, pero no sabía si estallar por el mutismo de la señora, la imprudencia del señor o por la fatigosa duda que jamás falta: ¿Cónyuge o conyugue?… Vaya usted a saber.
Dejé entonces de oír los reclamos del hombre que me interpelaba y comencé a investigar. Ingresé la página web del DRAE y tecleé las palabras mágicas. Resulta que el sustantivo cónyuge se refiere a una persona unida a otra en matrimonio. Mientras que la palabra conyugue no está registrada en el Diccionario de la RAE. Esto llamó poderosamente mi atención, así que seguí sin oír los reclamos de aquel hombre y continúe la búsqueda de una respuesta por la web. El resultado de mi pesquisa arrojó que la utilización del vocablo conyugue toma lugar solo porque los hablantes incurren en un error al pronunciar o escribir la palabra correcta cónyuge.
Al descubrir este error tan común en mi oficina y supongo que en varios lugares de la ciudad, me dieron muchas ganas de corregir a mi adversario, pero no me atreví porque para ese entonces él ya había notado mi distracción y había comenzado a gritarme sin tregua. En solo afán de conservar mi trabajo, asumí mi error, fingí estar buscando información sobre su problema y no pude corregirlo, pero ahora ya estaba más tranquila: había resuelto otro error lingüístico y podía continuar en paz. La corrección no es mi vocación, lo mío es solo la resolución de dudas.