Sin embargo no todos estamos preparados para cooperar y ayudarnos en lo cotidiano. Hace unos días, esperando a varios chavales para llevarlos a todos juntos a las clases de Málaga, observé en un coche aparcado a un par de estudiantes que debían hacer el mismo recorrido y a la misma hora, porque me sonaba su cara del conservatorio. Me acerqué para presentarme, ofrecer compartir desplazamientos e intercambiar teléfonos en caso de necesidad. Caras de rechazo y desconfianza. NO rotundo. Mejor seguir siendo unos completos desconocidos ¿Por qué ese miedo a ayudarnos? ¿Por qué nos cerramos al prójimo? ¿De verdad pensamos que sólo desde las Administraciones y desde los políticos se van a resolver nuestras dificultades?Nuestros hijos estudian música en un pequeño conservatorio de nuestra comarca. Por una falta de eficacia al organizar el profesorado, sólo pueden hacerlo hasta los 14 años. Y con esa edad, se ven obligados a desplazarse 40 kilómetros de ida y otros 40 kilómetros de vuelta de 2 a 4 veces en semana. Muchas familias nos "cabreamos". Otras protestamos. Y gracias a ello, en mayo, logramos que la Junta de Andalucía nos hiciera caso y se extendieran en dos años los estudios musicales, para que ya con 16 años, los chavales pudieran compatibilizarlo con el bachillerato musical y desplazarse ya solos a Málaga con una edad más razonable. Pero ese compromiso lo hicieron en campaña electoral, y después no lo han cumplido. Todavía más cabreo, más protestas, y sobre todo muchas "bajadas de brazos". En concreto el 50% de los alumnos que se matricularon para seguir estudiando en la comarca este curso, tras la promesa de mayo de los políticos, se han visto obligados a abandonar sus estudios ante la imposibilidad de desplazarse a Málaga. Cristina, José Antonio, Ana, Isabel y un largo etcétera a lo largo de los años se han visto obligados a abandonar tras 6 años de estudios musicales, por la negligencia e inoperancia de nuestros políticos de la Junta de Andalucía. La razón puede ser económica para asumir esos desplazamientos. O puede ser de incompatibilidad con los horarios laborales de los padres. Pero sea cual sea la razón, sus talentos se convierten en sueños rotos. Y no podemos evitar pensar cuántos de ellos podrían haber seguido estudiando música, si las familias nos ayudáramos un poco más.Por eso hemos pensado que es bueno seguir alzando la voz y exigiendo que se cumpla lo prometido. Y mucho más cuando es justo, necesario y sin coste. Pero en paralelo, es crucial que nos organicemos. Y por eso hemos creado un FORMULARIO para que, a quienes les coincidan días y horarios, puedan compartir desplazamientos, y nadie deba abandonar sus sueños por una pequeña falta de cooperación entre nosotros. ¿Te apetece cooperar en lo cotidiano? Ahorremos dinero, tiempo y conozcámosnos mejor. Dejemos de ser desconocidos.
