La cooperación mal entendida puede perjudicar más que hacer bien.
Cooperar es bueno si se hace bien. Todos somos cooperantes. En un mundo global todos debemos cooperar.
Pero en cooperación no todo vale, debemos poner buena voluntad, amor, pero no es suficiente.
Es preciso hacerlo con
con igualdad
con respeto
con dignidad,
Sin
Sin paternalismos
Sin infantilislmos
Sin prejuicios
Cooperar NO es: postureo, influencers, youtubers, volunturismo, ayudar en lo que haga falta, unas vacaciones diferentes o ir a vivir una experiencia.
Cooperar SÍ es: trabajo, compromiso, respeto, colaboración, empatía y humildad.
Os copio el enlace al artículo que publiqué en El País Planeta Futuro
https://elpais.com/elpais/2019/07/09/planeta_futuro/1562678762_692307.html
No pretendo dar una lección a nadie, al contrario; la redacción de este artículo nace de mis propios errores y prejuicios, así que me gustaría compartirlo para que no cometáis los mismos que yo. Hace más de siete años llegué a Etiopía por primera vez. Lo hice con un corazón dispuesto a ayudar y salvar el mundo, con una mente llena de desconocimiento, una mochila cargada de prejuicios y verdades a medias. Durante esos años viviendo en este país del cuerno de África, y con estancias también en Honduras, Senegal y Angola, he aprendido lo equivocado que estaba.
No es ir a tener una experiencia, es ir a trabajar. Y para ello, no todo vale. Lo mismo que exigimos en cualquier trabajo y voluntariado en España —formación, compromiso, valores, responsabilidad, ética, moral…— debemos exigirlo en los otros países. No por disponer de menos recursos debemos permitir que todo valga, debemos apostar por la misma excelencia que en cualquier otro lugar.
Y el libro que he escrito: El último cooperante
https://elpais.com/elpais/2019/04/08/planeta_futuro/1554741038_788429.html
La finalidad de la cooperación es desaparecer, cooperar para no ser necesario.
Este libro se desarrolla en Etiopía, más concretamente en la región rural de Gambo, al sur del país. En él intento explicar la evolución de mi pensamiento a lo largo de los más de cinco años viviendo en Etiopía. Llegué con una mentalidad de blanco salvador del mundo, con una mochila de estereotipos y prejuicios; y a través de la convivencia y un baño de humildad viví un proceso de transformación que culminó con el fin del paternalismo y la apuesta por el final de la cooperación. Etiopía no tiene que imitar a nadie, ni tenemos que decidir qué es el desarrollo.
Lo más triste de África es nuestra ignorancia, pero sobre todo la falta de ganas de querer conocerla. Por eso, esta trata de ser una lectura para romper mitos y estereotipos sobre el continente y sobre el modelo de cooperación a través de la vivencia personal.
La cooperación como hoy la entendemos debe desaparecer por amor, entregar la vida como uno más, poner fin al colonialismo, paternalismo, cooperación vertical e iniciar una nueva etapa de colaboración horizontal.
No, no soy cooperante. Si fuese a Suiza seguiría siendo pediatra, ¿por qué si me voy a Etiopía debería ser cooperante?
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