Copa América: El herrero en su casa…

Los hinchas mayabequenses que simpatizan con Argentina vivieron el sábado pasado una “Misión Imposible”, durante la final de la Copa América. Otra vez la albiceleste no pudo. Lionel Messi tampoco. Otra vez la bomba falló, el corazón sigue herido.
Chile, en cambio, un justo ganador de un torneo polémico que tuvo de todo: escándalo de corrupción en la FIFA, pésimo arbitraje, actuaciones pálidas de Brasil y Colombia, el Ferrari que Arturo Vidal chocó con unos tragos de más –pobre carro -, el dedo de Gonzalo Jara en el trasero de Edison Cavani, un penal de Alexis Sánchez que provocó el fin del mundo en el estadio Nacional de Santiago, y un Lionel, aburrido de ganar títulos en Barcelona y aburrido de perder títulos con Argentina.
“Messi está cansado, lleva 10 meses jugando sin parar”, me decía Luis Miguel Alfonso, el fanático más grande que tiene el Fútbol Club Barcelona en el barrio de Jamaica de San José de las Lajas.
Entonces pregunto: ¿Alexis Sánchez es de hierro? ¿Arturo Vidal es de níquel? ¿Messi es el único de carne y hueso? Esas son justificaciones baratas.
Todas las críticas apuntan al 10 argentino. Se fue de Chile con un gol en seis juegos y en la final tuvo una actuación poco más que aceptable y por largos pasajes llegó a pasar casi inadvertido.
No entiendo, ni entenderé nunca cómo el mejor jugador del mundo solo brilló en la goleada 6-1 contra Paraguay, después de ganar la Liga Española, la Copa del Rey y la Liga de Campeones, además de ser, una vez más, el máximo artillero de ese torneo europeo.
Más claro ni el agua: Lionel es Messi vestido de blaugrana y X Alfonso cuando viste el uniforme de la selección.
Al parecer no existe la contundencia y la ideología que le dé a Lio una total seguridad para moverse. Es cierto que Chile trabajó bien sobre él, pero lo vi desorientado, incluso, hasta sacando de banda.
Seamos justos: Argentina no hizo una buena final. Ni Messi tampoco.
“Perder es una tortura, es una tristeza grande”, dijo tras la derrota un desolado Javier Mascherano, uno de los símbolos de la albiceleste. “Todos saben lo que yo siento al ponerme esta camiseta”.
Y no es para menos, pues Argentina pierde su quinta final seguida, tras las caídas en la definición de la Copa América de 2004 y 2007, la Copa Confederaciones 2005 y el Mundial del año pasado.
Por el momento, Chile festeja y festejará por años este codiciado título. La noche del 4 de julio fue la más feliz en la historia chilena. Hubo pasión, emoción. Sin embargo, en el lado opuesto, había una Argentina que junto a su crack corrían los telones de una “Mession Imposible”.

Por Ladislao Jiménez Peña

Via:: Diario Mayabeque