A primeros de abril de este año la Agencia EFE difunde un comunicado en el que se invita a reflexionar sobre la copia en el Curso de las Claves del Románico.
Tarde nos damos cuenta en reconocer que sólo se avanza cuando nos afianzamos en los demás, en aquello que otros han copiado de otros, (citándolos convenientemente), imprimiendo también en el acto el toque personal, sumando allí experiencias e impresiones propias de cada uno.
Esto se nota mucho, si se fijan, en las "fábricas" de nuestro románico, recordemos, repitamos sin cansarnos, la mayor concentración de este arte en Europa.
Es verdad que muchos edificios parecen copias, y lo son de hecho, pero si nos aproximamos encontraremos detalles nuevos que amplían y complementan el original.
Hace unos meses, alguien lanzó un twit donde proponía que se reconocieran los derechos de autor en una frase. Pues, eso, y todos dioses, todos con sus derechos de autor, colgando cuadros de reconocimiento en las paredes. ¡Como si no estuviera ya todo inventado!
En el medievo, las manifestaciones artísticas están sujetas a copia y reproducción. Los maestros van de una obra a otra con los apuntes y las plantillas bajo el brazo. Ocurre, con frecuencia, en los templos cercanos, aunque también se observan impresionantes parecidos en templos muy alejados entre sí, donde puede que viajara algunos de los canteros que participaron en la construcción de la original. Es decir, los canteros contribuyeron con sus ideas y su trabajo a sembrarnos la montaña de un patrimonio único en el mundo. Repito, para que ustedes repitan conmigo, no hay nada parecido en el mundo, aunque se siembren dudas. Y es verdad que se marcharon sin firmar o que firmaron a escondidas con sus marcas lapidarias, como a escondidas y con reservas parecemos nosotros a la hora de defenderlo y promocionarlo. Confieso que estoy un poco disgustado por la indiferencia de quienes viven cerca, de quienes nos representan, de quienes más que nadie deberían promocionarlo y defenderlo.
De la sección "La Madeja" en Diario Palentino.