Hace un mes y trece días que no puedo llamar a tu casa para que me preguntes que cómo tengo al hospital. Hace un mes y trece días que te hablo sin parar con la esperanza de que mi charla continuada te devuelva a la vida, a MI vida. Hace un mes y trece días que no puedo pedirte consejo de nada porque no estás. Hace un mes y trece días que mi hija pregunta por ti casi a diario y de repente arranca a llorar y a llamarte sin parar. Hace un mes y trece días que sólo puedo percibir tu olor, olor a papá, si aprieto fuerte la camisa del pijama que cogí hace poco de tu armario o si voy a tu casa y escondo la cara en tu manta. Hace un mes y trece días que te pido fuerzas para no caer en la bajeza de quienes usan sus malas artes para versionear la realidad y pintarla de su color preferido: negra. Hace un mes y trece días que intento cumplir con mi palabra de no desfallecer y estar al cargo, a pesar de que ni las circunstancias ni las malas energías dejan que pueda hacerlo sin obstáculos innecesarios. Hace un mes y trece días que me pregunto qué narices hago yo sin ti con todo lo que tengo por delante. Hace un mes y trece días aprendí, junto a mis hermanos, y de golpe y porrazo, a gestionar una "muerte", a lo chocante que resulta hablar de alguien como si fuera un objeto de valor que se devuelve a un museo, a hablar de ÚLTIMAS VOLUNTADES y saber que es algo sagrado que nadie debe romper ni variar porque sería el equivalente a profanar un templo, el tuyo, en el que has hecho tu paso de la vida a la muerte. Hace un mes y trece días en que salimos del paso como pudimos al planear una reunión en la que el homenajeado está en cuerpo, pero no en alma (aunque su alma habite en la de quienes lo han acompañado hasta el final). Desde hace un mes y trece días estoy aprendiendo, por fuerza y sin entusiasmo ni ganas, que mientras que algunas personas buenas se van a buscar su estrella, aquí bajo se quedan las malas a seguir disfrutando del daño que causan. Estoy descubriendo que el teatro no es sólo cosa de actores, que las mentiras son deporte nacional y la maldad un "bien" común, que los escrúpulos son algo extraño de la Edad de Bronce, que la bajeza es más usual que la buena voluntad, que el dinero sigue moviendo montañas y haciendo que las (malas) personas saquen sus uñas de rapiña para rascar cuanto más hondo mejor, que el dinero hace más noble a quien ya lo es y a aquellos que lo que buscan es recuperar una vida y no consuelo material, que la mala sangre pudre a quien la lleva en sus venas, que quien es infeliz lo seguirá siendo incluso aunque encontrara el elixir de la inmortalidad, que estoy muy orgullosa de mis hermanos tal como tú debes estarlo en estos momentos, que estoy espantada de la mala fe que rodea una muerte, que el tiempo va poniendo a cada uno en su lugar (y si no, tiempo al tiempo), que las personas nos clasificamos por nuestros actos y no por nuestras palabras, que recogemos lo que sembramos, que no hay dos sin tres, ni tres sin cuatro, que la intuición no siempre falla sino al contrario, que como tú decías si duermo tranquila es por algo...
Y en definitiva, en este mes y trece días he sacado en claro que si quiero parecerme a alguien ES A TI, porque yo también quiero esa capacidad tuya de saber de tus errores pasados y pedir disculpas a tiempo, pero de corazón y no de "postureo".
En este mes y trece días he reafirmado lo que ya sabía: que TE QUIERO CON LOCURA Y ADMIRO INMENSAMENTE, y que sólo por eso voy a seguir haciendo lo indecible para estar a tu altura y seguir tu estela.
Este mes y trece días me han bastado para reaprender sobre tu bondad a pesar de todo y todos, y para aceptar que has sufrido mucho y has seguido caminando con la cabeza alta y alerta por los tuyos.
Este mes y trece días me han seguido hablando de tu humildad, tu sencillez y tu grandeza; he descubierto además de a un PADRE AMANTÍSIMO a un PROFESIONAL GIGANTE, que ha escrito muchos libros, que ha seguido estudiando hasta sus últimos días profesionales y que ha tenido, en definitiva, una mente brillante, pero sobre todo un saber estar (en la sombra) y ningunas ganas de aires de grandeza.
Seguimos hablando en mis sueños, papi. Te espero esta noche. Tengo mucho que preguntarte y, sobre todo, muchos besos guardados durante ESTE MES Y TRECE DÍAS que esperan su dueño.
CON M DE MAMÁ