Es enfermedad aguda,
es enfermedad mayor,
no toses y no estornudas,
pero te afecta un montón.
Sin darte cuenta aparece,
sin darte cuenta se va,
es como esos cuatro kilos
que te trae la navidad
y se te instalan, muy lindos,
en la parte abdominal.
Nadie se libra de ella,
ni las feas ni las guapas,
ni por mucho espabilar
evitas llevarte el chasco
cuando más que enfermedad
es verdadero fiasco
y lloras, más que una mona,
porque tu amor se ha “largao”
con la vecina de al “lao”
sin haberte tú “enterao”.
Es un caso de estudiar
el sentirse enamorada
porque te sientes muy mal
y a la vez maravillada:
te miras en los espejos
y no te ves celulitis,
te miras en los cristales
y a quien ves ya no eres tú
sino a una nueva top model,
que siempre dice “ai lof ju”.
Cuando el enamorado llama
de un gran bote te levantas,
te enfundas la lingerie,
perfumas toda la casa,
te depilas, hasta el nombre,
y no te quitas el tanga
ni cuando planchas o coses.
por si entonces, de repente,
al enamorado Adán,
se le “inhiesta” la emoción,
le entran ganas de cogerte
y darte un buen achuchón.
No comes mucho,
si por no comer dewjamos
que se admita el chocolate,
el azúcar y el cacao.
Dormir ya ni lo recuerdas,
te levantas azarada
y miras su foto puesta
en el lado de la cama,
y suspiras como un búho
y le miras como loca
“A qué es guapo”, musitando,
dices tú como si fuera,
en vez de foto o retrato,
su cuerpo tan sanduguero
que en la mesita ha dejado
para que des rienda suelta
a tu carne y tus anhelos.
Sí…el amor tiene defectos,
pero son más numerosos
los efectos que en ti deja
sobre el corazón y el ojo,
que lo mantienes abierto,
como si fueses soldado
por si alguna de las evas
se fija en tu enamorado.
La casa ya no se limpia,
la aspiradora ha mutado:
se ha hecho objeto minimal,
esperando en un rincón
a que termines de amar
y, en lugar de suspirar,
el polvo quites del suelo,
de los muebles,
del cristal,
y que a tu vida regrese
la antigua normalidad.
Pero, qué va….
tú sigues medio gilipi,
sin parar de suspirar,
te tragas toda la liga,
aprendes nombres extraños
de jugadores de fútbol,
karatekas y ciclistas,
te enseñas a decir goooooooooooooool
y cuatro tacos comúnes
y cuando miras a adán
en la babitis sucumbes.
Hasta que ronque te suena
a balada de Sinatra
y si en el baño se baña
huele a flores y guirnaldas.
Y es que el amor enamora
y te vuelve gilipollas…
Te quejas si no lo tienes
y cuando lo tienes, lloras…
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