De esta lectura juvenil tenía buen recuerdo. Ahora lo he releído y me ha parecido de un didactismo muy poco novelesco, especialmente en las cartas que dirige su padre a Enrique, el niño protagonista y autor del diario. De todas formas la intención es buena y todos los valores que se defienden los aceptaríamos sin dudar para nuestros jóvenes: respeto a los padres, a los maestros, generosidad con los compañeros, desprendimiento de lo material, espíritu de sacrificio, amor a la patria, sinceridad.
Lo más emocionante está en los cuentecillos mensuales, casi todos en torno a un gesto heroico llevado a cabo por un niño. El más famoso de ellos, De los Apeninos a los Andes, que inspiró Marco, la célebre serie de dibujos animados, no es de los mejores. Un libro escrito descaradamente para enseñar y conmover.