La película Corazón del tiempo del realizador de cine y televisión mexicano Alberto Cortés (Amor a la vuelta de la esquina 1986, Ciudad de ciegos 1991, Corazón Salvaje telenovela 1993, entre otras) es una ventana asomada al mundo zapatista “que se mete al corazón de un pueblo autónomo y nos muestra que los tiempos en las montañas del sureste mexicano están siendo ya muy otros” – dice su director – “… toca muchos temas, como la situación de la mujer, de cómo una chica indígena enfrenta la decisión de contraer matrimonio con un joven, previamente acordada entre sus padres. Por medio de este conflicto podemos descubrir las relaciones que se viven dentro de las comunidades, la relación que tiene el pueblo con el EZLN y cómo son las relaciones de autoridad dentro de una comunidad”. (La Jornada 22 mar 2009)
En un poblado zapatista de Chiapas, en lo más profundo de la selva Lacandona, Sonia ha puesto a girar a todos con las íntimas revoluciones de su corazón en tiempos de lucha y resistencia. “Pedida” a la manera tradicional para casarse con Miguel, valioso dirigente juvenil de la comunidad, a quien conoce desde la infancia, Sonia encuentra un día sus ojos en los del teniente guerrillero Julio en los caminos de la selva. Arrastrados por la rebeldía del amor, Sonia y Julio hacen peligrar la seguridad de la comunidad y del ejército insurgente.
Alicia, hermana menor de Sonia, en su conversación constante con su abuela Zoraida, la niña revela cuanto ve. Y Zoraida, con la afilada lucidez de haber vivido, devuelve a la tierra los ojos ávidos y soñadores de Alicia.
La decisión de Sonia pone a prueba las voluntades y las convicciones. Por ondas expansivas se conmoverán las familias, la comunidad y la propia organización armada que se oculta en las montañas.
Algo está ocurriendo todo el tiempo. El ejército del gobierno ocupa las tierras rebeldes y aprieta su cerco. Bajo el zumbar de los helicópteros de guerra, las mujeres indígenas detienen a los soldados con la muralla de sus cuerpos. La electricidad que nunca les ha dado el gobierno está a punto de llegar a la comunidad; Miguel recibe el encargo de traer la turbina a través del cerco militar.
Fieles a su costumbre de ser ellos mismos y cambiar incesantemente, los modernos mayas de la selva Lacandona han emprendido una transformación profunda para México y quizás el mundo. En esa intensidad trascurren los días de su tiempo indígena.
Medio siglo atrás, el amor permitió a Zoraida dejar esclavitud de sus antepasados en las grandes fincas para irse a “fundar” la selva en compañía de su hombre. En los umbrales del nuevo siglo, el amor provoca que Sonia desafíe la tradición, y también la nueva “costumbre” revolucionaria.
Mateo es el atribulado padre de Sonia, Alicia y el irónico Valente. Susana, la madre, vive una contrariedad que la enfrenta con las insatisfacciones de su propio pasado. Mateo, Susana, y los demás padres y madres del pueblo, pertenecen a la generación que tendió los puentes y dijo “¡Ya basta!” el primero de enero de 1994. Ellos son quienes vieron y vivieron la necesidad de rebelarse contra “el mal gobierno”.
Aquí, la naturaleza participa en la historia. La milpa, los ríos, las montañas y los animales también son personajes que influyen en el destino de los Tojol Winik, los “hombres verdaderos”. Las familias, la asamblea comunitaria y el ejército insurgente, atrapados en el ojo del huracán de la historia, habrán de experimentar la conmoción de Sonia enamorada.
En un mundo donde todo cambia, en una tierra extraordinaria de indios libres que han decidido no dejarse, la pasión de una mujer se juega el sentido de su libertad en el corazón del tiempo. (Sinopsis desarrollada tomada de aquí)