Bad Blake, un cantante de country en horas bajas, es un personaje como tantos otros de la historia del cine, llena de perdedores que desprende ternura de una u otra manera, pero es la interpretación de Bridges la que le dota de una inmensa gama de matices que demuestran su talento y lo poco que hasta ahora se le ha reconocido.
Tras una larga carrera a sus espaldas, con títulos como "La última película" (1971); "Starman" (1984); "Los fabulosos Baker Boys" (1989); "El rey pescador" (1991) o "El Gran Lebowski" (1998), el papel de Blake ha dado a Bridges una nueva oportunidad para situarse entre los mejores intérpretes del cine actual.
Blake es un cantante de country que vivió horas mejores y al que un pupilo aventajado (Collin Farrell) ha robado el reconocimiento y la fama.
Aletargado por el alcohol y en una espiral de autocompasión y soledad típica de los perdedores, Blake logra darse cuenta de su situación cuando conoce a Jean (Maggie Gyllenhaal), una joven periodista a la búsqueda de una entrevista de una vieja estrella.
Una típica historia de amor y redención con recaídas de por medio que Scott Cooper, en su ópera prima como director, realiza con solvencia .
La película existe por y para Jeff Bridges, que es capaz de dotar a su personaje de una difícil mezcla de dejadez, frialdad, derrotismo y ternura que impiden al espectador tomar una posición clara a favor o en contra.
Aunque la historia -basada en una novela de Thomas Cobb- tiene un cierto regusto a film televisivo, la ausencia de pretensiones artísticas del director favorece la narración y permite que sea Bridges el que maneje los tiempos y el ritmo de la historia.
Un papel que ya le ha valido a Bridges su primer Globo de Oro (a la quinta nominación) y que debería servirle para levantar el próximo domingo su primer Óscar .
Corazón rebelde ("Crazy heart") se estrena hoy en España