Revista Solidaridad

Corazones de latón y piedra, disfrazados de oro y plata

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

Corazones de latón y piedra, disfrazados de oro y plata
Corazones de latón y piedra, disfrazados de oro y plata

Mueren muchos niños en las zonas rurales de África, por causa de la falta de alimentos y la escasa oportunidad de atención médica que tienen desde el vientre de la madre, pero en países como el mío, la situación es similar. En Colombia imperan las altas cifras de desnutrición crónica, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.

Hablando con Iñaki sobre la falta de recursos en Etiopía y las penurias que pasa especialmente la población infantil, le comentaba que, lastimosamente, situación parecida se ve en América Latina.

En estos días, con gran tristeza e indignación, escuchaba una nota en uno de los canales nacionales de mi patria -el canal RCN-, donde decían que según datos actuales de la UNICEF, uno de cada diez niños en Colombia, padece desnutrición crónica, debida a la insuficiente e inadecuada alimentación que reciben desde la gestación, y las deficientes condiciones del agua, siendo aún mayor este flagelo en la costa Caribe, como es el caso del Departamento de La Guajira, al norte del país.

Respecto a esta localidad, señalaban también en otro de los canales nacionales -Caracol Radio-, que de acuerdo con un estudio del Programa Mundial de Alimentos, PMA, La Guajira, sigue siendo una de las regiones que presenta mayor inseguridad alimentaria en el país, debida a limitaciones en la producción, suministro y acceso a alimentos nutritivos, alcanzando casi el 77% de la población, y es la que tiene más elevados índices de desnutrición crónica infantil a nivel nacional. De igual forma, un estudio efectuado por el Ministerio de Salud y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el 54% de los colombianos, especialmente en el sector rural, sufren dicha inseguridad alimentaria.

La desnutrición crónica afecta tanto el desarrollo físico como el cognitivo, ocasionando que los niños tengan un crecimiento inapropiado, enfermedades y hasta la muerte. La pregunta diaria que cita Iñaki para los niños etíopes -“¿Comeré hoy?”-, se extiende en los países latinoamericanos.

Y es más triste aún, que en una nación con tanta riqueza y diversidad de fauna, flora, minerales, y bendecida con abundantes tierras fértiles y fuentes hídricas, como lo es Colombia, se presente esta situación de escasez de recursos económicos y de oportunidades para gran parte de la población -habiendo aún zonas donde ni siquiera se tiene agua potable-, por la corrupción generalizada y la errática administración del país. ¡Tanta indolencia en los sectores del poder económico y político es deplorable e indignante! Corazones de latón y piedra, disfrazados de oro y plata…

Urge conciencia de parte de todos para solidarizarnos y ayudar. Respetarnos y amarnos como hermanos. Una misma especie, una misma sangre, una misma energía cósmica. Amor, luz y alegría. Una misma Tierra, paraíso azul que nos entregó Dios para cuidarlo y vivir en armonía. ¡África y Latinoamérica unidas en el dolor y en la esperanza! ❤

Por: Luz Stella Salazar López – ¡Pensando, Sintiendo, y Viviendo!


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