Para el Partido Podrido, hediondo, no hay perfume que enmascare su corrupta condición. No existe perfumista tan talentoso. Mejor será limpiarlos con la lejía que viene del futuro, aplicarles la ley de Talión, la soga o la prisión permanente revisable hasta que se compruebe que las arcas públicas les producen arcadas. Era gente digna de poner la mano en el fuego por ella. De caminar a su lado, delante, detrás o de perfil, hasta que llega la hora de rezagarse y esconderse en un si te he visto no me acuerdo en el momento que los trinca la Ley. La mano de un embustero atrapa votos candidato a la poltrona, un oportunista que la retira cuando empieza a sentir el calor, capaz de emocionarse en un mitin pre electoral en el feudo del cacique de turno al que había que alabar. Acto seguido, esa mano fiel destinada a quemarse por el recaudador ilegal es la misma que empuja al ahora apestado y compañero de partido al abismo del desprecio y el olvido. Al principio, el apestado sufría las hemorroides en silencio pensando que este tenía un precio pero ante la plaga de contaminados o la clonación de ranas, de charcas y de ciénagas se hizo difícil controlar tanta lengua. Los pillados con las manos en la masa, políticos ‘valientes’ que ocultaban un millón de euros en un altillo del armario del suegro y otras mil perrerías han empezado a cantar tras aprender a contar primero los años de cárcel que acechan, algo en lo que anterior y crónicamente no creían. Y los solistas que antes negaban la mayor han montado un coro y cantan que es un primor hasta el menor detalle: Fulano lo sabía, mengana estaba al tanto. Y esas ratas de cloaca amenazadas, que parecían incultas porque no se encuentra una firma de ellas en ningún lado, ese es el verdadero talento, son capaces ahora de anunciar querellas al orfeón mientras la duda se cierne sobre sus colas y vientres rastreros.
El nivel de sacrificio en el Partido Podrido esta llegando a los primeros espadas a las segundas cabezas. Ya no quedan peones que sacrificar, hay que subir el nivel. El responsable de TODO se está enterando ahora, pobre, ¡qué disgusto mas grande!, la única manzana sana en el cesto de manzanas podridas. No hay soga para tanto cuello con corbata. Deberíamos aprender a hacer corbatas colombianas, para echar una mano. Lisas, que dan mejor en la pantalla de los noticiarios. Conviene cuidar la imagen.
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