Fecha del viaje: Sept.2014
Extracto de Mi Diario de Viajes:
Annyeon Maseyo!
Esta es la forma de saludar en coreano para decir buenos días, tardes o noches. Es una de las palabras que más hemos oído durante el viaje. Pero en la isla de Jeju hablan su propio dialecto, incluso se dice que los estudiosos en el tema lo consideran un propio idioma. A decir verdad, los coreanos que vienen a pasar unos días de descanso en la isla les supone un verdadero problema pues apenas lo entienden.
Después de un buen desayuno salimos desde Seogwipo, la capital del sur de la isla, para ver uno de los verdaderos "highlights" , el volcán Seongsan Ilchulbong, uno de los Patrimonios de la Humanidad en Jeju.
Se encuentra ubicado a 210 metros sobre la playa y saliendo al mar. Al cráter llegas en unos veinte minutos o una media hora sin prisas subiendo por un entramado de escaleras bastante empinadas donde uno contempla el paisaje en distintas perspectivas de la playa y el pueblo de pescadores que se han pintado de colores pasteles.
Todo hay que decirlo, Jeju es muy tranquila en la mayor parte de la isla, pero en los sitios más turísticos se nota la presencia de los chinos ya que según nos comenta Miguel, un chico español que encontramos en el autobús y que trabaja en import-export en Shanghai, desde allí disponen de vuelo de bajo coste directo y el jaleo que se traen cuando van en grupo es para los mismos nativos una molestia, pues por lo que venimos observando estos días, los coreanos aprecian y respetan la naturaleza ya que son muy aficionados al senderismo y montañismo.
Una vez en la cima se puede ver la espectacular caldera cubierta de un manto verde de césped pues la tierra volcánica porosa hace que sea imposible la acumulación de agua en su cima.
Pero lo más interesante de esta excursión se ubica en una pequeña playa justo al lado en la parte oeste del volcán y en donde un reducido grupo de mujeres buzo "haenyeo" pescan a pleno pulmón sumergiéndose a bastantes metros donde se les puede ver fácilmente en faena. Después se puede degustar lo recién pescado. Estas mujeres trabajan en forma de cooperativa y allí mismo a pie de playa disponen de un pequeño chiringuito donde te preparan el pulpo, las ostras, moluscos, algas y otras "delicatessen" para el paladar, eso si en crudo pero con diferentes salsas de acompañamiento y algún encurtido.
Lo sorprendente es que algunas de las mujeres"haenyeo" son sexagenarias y parece imposible que aún puedan continuar realizando este duro trabajo. Se sumerjen sin bombonas hasta dos minutos o más. Antes de entrar en el agua dedican una canción con coreografía incluida para los allí presentes.
Seguidamente empieza el show donde se preparan con sus gafas, boyas, trajes de neopreno muy rudimentarios y las aletas pero a los pocos minutos empiezan a sacar y enseñar en sus redes lo que han pescado.
Antiguamente eran los hombres que pescaban pero al marchar a la guerra tuvieron que hacerlo las mujeres y la tradición se mantiene hasta el día de hoy, incluso hay una escuela para las mujeres que desean iniciarse en esta dura profesión.
Todo un placer y una experiencia poderlas ver en su trabajo cotidiano...