Notodo: Tras más de dos años de gira, y viniendo de géneros que no son para nada masivos, cantando en inglés y no habiendo experimentado tanto éxito con vuestros proyectos Arizona Baby y Los Coronas, ¿a qué crees que se debe el éxito que sí estáis teniendo con Corizonas?
Javier Vielba: Me da por pensar que al tener tan pocas cartas a favor, y teniendo tantos factores que, sobre el papel, deberían alejarnos del éxito, y sin embargo precisamente eso es lo que nos acabó haciendo más fuertes y llamado la atención. Y también creo que ha coincidido con un momento en el que el público estaba un poco harto de grupos poco espontáneos o que lo han reflexionado demasiado todo antes de ponerse a ello: un montón de sonidos sintéticos, conciertos que ni fu ni fa y un montón de sonidos predominantes en la escena alternativa que daban de lado otros, como los que podemos manejar nosotros (sonidos más orgánicos, más rockandrolleros: el “roll” es más importante que el “rock” para nosotros). Y creo que está bien que a través de nosotros mucha gente que también le gusta esto (o que le gusta lo que había pero también esto) pueda disfrutarlo y pueda acceder a ello. Y acabó llamando la atención eso: lo atípico de todo lo que representamos y ver que había un panorama demasiado limitado.
NTD: Mencionabas el cansancio que pueda comenzar a tener el público de ese tipo de grupos que nacen de la premeditación, pensando demasiado todo. Corizonas siempre se ha entendido como un versus entre dos bandas que nace un poco de un “work in progress”, que depende más de la improvisación, del impulso. ¿Es el triunfo de ese método más natural y menos coreografiado?
J.V.: Sí, y además es que nuestra historia se define por la espontaneidad, la naturalidad, la honestidad, la urgencia… Somos más hijos del punk o del rock and roll más primitivo que de Trent Reznor: no hay tanto laboratorio, producción ni una búsqueda de un sonido completamente inaudito. No pretendemos aportar nada nuevo sabiendo que de esa pretensión vamos a conseguir algo nuevo, de alguna manera. Suena contradictorio pero es nuestro juego: ese rollo de “soy tan retro que soy moderno”. Son generaciones y generaciones de gente que han crecido en la música creyendo que ya estaba todo inventado y no acababan por inventar nada nuevo. Jimi Hendrix cuando hacía su música no estaba pensando en todos los grupos a los que acabó influyendo, sino en Little Richard, Chuck Berry, The Beatles… era un tío que estaba haciendo lo que le apetecía y no en cambiar el rumbo de la historia de la música. Y en España eso ha sido un gran problema que hemos tenido en la música: la gente ha querido ser tan original y tan artista que se han olvidado de ser artesanos y de aprender bien el oficio. Y al final ves músicos que tienen unas pedaleras enormes pero que no saben tocar tres acordes seguidos bien. La gente tiene que entender que hay que saber tocar bien primero; tener gusto, comprar discos, escuchar música, no oírla; conseguir asimilar tanto lo que oyes y mezclarlo con tu enfoque que al final suenes únicos. Y una vez que seas único el tiempo dirá si has inventado algo nuevo o no. Tú no tienes que ser prescriptivo y decir “vamos a sentarnos y mezclar cumbia con black metal y entonces será black cumbia y será la hostia porque los estudios de mercado lo dicen”. No puedes ser tan pretencioso porque la vas a cagar. Yo creo que lo importante es hacer lo que te salga, lo mejor que sepas y luego describirás qué es lo que ha pasado.
NTD: Otra de vuestras bazas es que os juntabais dos grupos como Arizona Baby y Los Coronas. En España no se ve mucho ese ejercicio de colaboración entre proyectos. ¿Os sentís de alguna manera un supergrupo del rock independiente español?
J.V.: No, porque nunca fue la pretensión en ningún momento. La pretensión que teníamos era hacer un split, como se hace de toda la vida en un montón de escenas, sobre todo en el punk o en el garage. La idea era participar de ese intercambio bonito, pero luego una cosa llevó a la otra: salió una gira, se ha ido desarrollando un mayor repertorio de versiones, y una vez que las versiones te saben a poco y consigues que suenen a lo tuyo, ese sonido lo aplicas a canciones nuevas que son tuyas y originales y así hasta llegar a Corizonas. Lo de supergrupo sería que ahora se juntaran Neil Young, Chris Isaak, Eddie Vedder y Ben Harper. A nosotros creo que nos viene grande.
NTD: ¿Tú en particular has sentido algún tipo de presión extra al encontrarte como líder de un grupo que cada vez arrastraba más masas y sentir esa responsabilidad de componer el grueso del disco por una cuestión melódica o te sentiste cómodo?
J.V.: Me siento cómodo porque es lo que siempre he querido hacer. Me parece que ahora que estoy donde quería estar sería una pena acojonarse o sucumbir a la presión. Es como cuando el surfer que está esperando la ola de su vida, y por fin llega y la consigue coger; y está llegando a la cresta de esa ola y no sabe cuánto va a durar pero si se cae de la tabla se acabó ya, así que mejor ver lo que está por venir que caerse ya. Por lo cual mejor ver lo que está por venir que caerse. Vamos a llegar hasta el final de esta ola y vivir esta experiencia. Se podría decir que estamos en ese punto. Yo al ser un poco el foco de atención, si el novio de una chica le quiere partir la cara a alguno del grupo me la parta a mí y no al batería (risas). Quiero decir: no te puede asustar ese tipo de cosas. Cada uno sabe cuál es su función en el grupo, y yo tengo la gran suerte de estar bien arropado y respaldado, y ellos entienden que no es fácil mi posición pero consiguen hacerlo. No estoy para nada torturado: estoy a gusto, con ganas de hacer más canciones y conciertos, seguir creciendo y llegar hasta donde podamos. Muchas veces se dice que estamos viviendo un gran éxito, pero sinceramente, y como dice Sinatra, creo que lo mejor está por llegar. Queremos más. Si no se consigue, por lo menos se habrá intentado.
NTD: ¿Y en ese sentido crees que ha sido beneficioso Corizonas para vuestros proyectos o puede llegar a ser un hándicap tanto para Los Coronas como Arizona Baby? ¿Tienes miedo a eso?
J.V.: No, porque tampoco pasa nada. Yo estoy seguro de que Paul McCartney es consciente de que The Beatlesson más importantes que su carrera solista, y no por eso va a estar infeliz el hombre. Si Corizonas es un dúo integrado por dos señores que uno se llama Arizona Baby y otro Los Coronas, pues fantástico: cada uno son los proyectos en solitario de cada uno con la ventaja de que luego se puede fragmentar en otros tantos. Es una especie de bomba racimo (risas). Podemos hacer un árbol genealógico bastante majo. Pero me parece bien: si triunfa el equipo también triunfa uno. Todo lo que sea ir para arriba es beneficioso. Lo otro sería que intervengan los egos y cuestiones que no interesan. De todos modos, estoy de acuerdo contigo en que puede pasar y que seguramenteCorizonas tenga más appeal para el público general; pero también te digo que para un público especializado tienen más rollito los grupos por separado. Siempre va a haber gente para todo.
NTD: Recién hablabas de egos. ¿Hubo algún tipo de lucha de egos inter-bandas?
J.V.: No. Es como cuando queda toda la familia. Tú cuando estás con tu hermano en casa, de vez en cuando discutes: eso es lo que me pasa a mí con Rubén Marrón, que estoy todo el día: que siempre hay un puñetazo en la mesa o un pequeño cagoendios. Pero luego quedas con tus primos, tus abuelos y tus tíos (que es cuando quedamos con Los Coronas) y ahí nadie se pone a discutir: es más un momento de celebrar, poner música y comer bien. Nuestra quedada es como juntarte para una boda o un bautizo.
NTD: Sois como un campamento gitano ambulante.
J.V.: (Risas) Sí, total.
NTD: También se ha hablado mucho de la estética: todos muy peludos, ropa que parece el catálogo de tiendas de segunda mano de Malasaña, proyecciones muy rollo generación beat y americana… ¿Requiere Corizonas una coreografía más pensada de la estética, un trabajo extra al margen de lo musical o dormís en pijama de cantante country americana?
J.V.: No, lo que pasa es que nosotros somos así y vestimos así habitualmente. Lo único que a lo mejor entre semana te guardas las botas de serpiente para el concierto y usas las negras; o las camisas de bordados no la usas para irte de borrachera. Generalmente guardamos nuestras mejores galas para los conciertos, pero eso no está orquestado ni planeado. Es cómo es cada uno con su ropa. Sucede lo mismo con la música: hay una serie de acuerdos no escritos en lo musical que coincide que ocurre eso mismo con lo estético. Pero si de repente uno aparece con una camiseta fea, si no es uno es otro, le diremos “tío, ¿por qué no te has traído una camiseta más chula. Toma esta” y nos reiremos y listo. Nos lo tomamos tan a broma que es obvio: a nadie se le ocurre venir feo a tocar. Todo el mundo viene hecho un pincel porque sabe que si no los compañeros le van a vacilar. A tocar conCorizonas se viene guapo. Y con Arizona Baby lo mismo. Y Los Coronas tienen su uniforme, incluso. Donde sí que hubo un pacto uniformado y un acuerdo estético fue con la gira de Dos bandas y un destino; pero forma parte de una puesta en escena que mimas tanto como mimas los arreglos de una canción. Llevamos a un tío de gira, un videoartista de la leche (Héctor de la Fuente) que va proyectando en directo imágenes perfectamente sincronizadas con la música que está sonando en el momento. A mí es que me parece importante todo: si voy a ver un grupo de blues-rock con un bajo de cinco cuerdas me voy a mi casa, no me interesa, me da bajón aunque puede sonar un poco esnobista. Es como si vas a quedar con alguien y le huele el aliento: es majísimo pero me dan arcadas (risas). Hay que cuidar los detalles: la estética, el show, la puesta en escena, la forma de tu guitarra, cómo pones la cinta aislante en la correa si se te jode.
NTD: Y dentro de toda esta estética tan heredada de la América de los 60 y 70, ¿qué hay de español? ¿Escucháis Camela en la furgoneta en vez de Steppenwolf o los Allman Brothers?
J.V.: En realidad no somos un grupo de “americana” o que estemos tan apegados a la herencia de Estados Unidos. Es la asociación más fácil de hacer. Supongo que pasaría lo mismo si los Zombie Kids utilizasen unos gorros peruanos: la gente diría que hacen tecno-clash andino o algo así. La gente se queda mucho en la estética. La esencia de las canciones es más internacional. Si acaso sí son españolas: hay un poso español de base. En cuanto empezamos a hablar de etiquetas me pierdo. ¿Qué es el rock español? ¿Rosendo? ¿Mago de Oz? Entonces nosotros no somos ni rock ni españoles. Que quede claro (risas). No queremos que nos pongan a hablar de esa gente: huimos de eso como de la peste. O de Marea, La Fuga…
NTD: O sea que ir a tocar el Viña Rock ni de coña entonces…
J.V.: Nada. No nos interesa ni lo más mínimo. No queremos que se nos mezcle nada. ¿Qué es rock inglés? A mí me interesan los Jaybirds. Si me comparas con ellos, cojonudo. Con Black Sabbath, también. Si lo haces con Led Zeppelin, mal. ¿Qué es rock americano? ¿John Mellancamp? ¿Black Mountain?
NTD: La gente os identifica más con esa estética Woodstock, los hippies, los beatniks, los diggers…
J.V.: A mí del rollo hippie me interesan los hippies satánicos: Coven, Black Widow, la Familia Manson. De lo que se considera hippie sólo me interesan dos discos de Grateful Dead o Jefferson Airplane. Cantamos en inglés porque manejamos un código anglosajón, hemos escuchado siempre música en inglés pero nos interesan mucho los sonidos de otras geografías pasadas por el tamiz anglosajón. Casi me interesa más un Pérez Prado o un Micky Baker que todos los grupos estos grandes del rock que todo el mundo tiene en mente. Me da miedo de que la gente nos vea como revivalistas que quieren reivindicar el rock de raíz. No. Nosotros no reivindicamos nada. Vamos a nuestra bola y pasamos de levantar banderas por nadie. ¿Qué es el rock? ¿Qué es el pop? ¿Qué es el funk? ¿Qué es el jazz? No lo sé. Para nosotros se trata de una actitud. Yo me quedo con mil cosas antes que con los Black Crowes, que seguramente se piensen que somos como un emulador suyo: mira, no tengo ni un disco suyo y la canción que más me gusta es una versión suya de Otis Redding (risas). ¿Qué soy: un farsante, un sacrílego, ahora todos los fans de Corizonas que les guste Black Crowes y Allman Brothers van a quemar nuestros discos; estamos vendiendo humo? No lo sé, pero en realidad nos la suda: nos gustan las buenas canciones, el buen gusto, la atemporalidad, que no haya fronteras, que no haya prejuicios, que haya sudor, que haya chicas y las chicas bailen, nos gusta ir guapos, nos gusta molar, meter un conglomerado en la coctelera y que salga totalmente personal. Porque también te digo una cosa: ningún grupo podría hacer lo que hace Corizonas de no ser los que somos en la época que somos en la circunstancia que estamos. No sé si somos mejores o peores, más americanos o más españoles o si tenemos sangre japonesa, pero desde luego somos únicos y tenemos una personalidad. Y todo lo demás son discusiones bizantinas. Porque además todo esto que te he contado hoy mañana te lo contaría de forma distinta: porque según el día me siento de una manera. Pero eso es lo bonito del arte: que ni siquiera un mismo grupo te gusta lo mismo un día u otro. Hay días que odio a Lou Reed y días que le chuparía la polla.
NTD: Forma parte del discurso del rock and roll.
J.V.: Claro, ser impredecible, cambiante y que siempre haya un componente de farsa. Acuérdate del Gran timo del rock and roll, de los Sex Pistols. Decían “¿cómo se siente uno al saber que le han tomado el pelo?”. Eso es lo bonito del asunto. ¿Dónde estaría la gracia de Alice Cooper si no fuera porque él pasa de todo el rollo que le achacan? Antes pensaban que mataba bebés, y luego lo veías con Los Teleñecos haciendo el Drácula. No digo que nosotros seamos unos personajes al estilo de él, Kiss o Marilyn Manson, pero sí que hay un algo de ello: nos mola que haya una stage persona y luego una persona. Me revienta mucho cuando te viene el típico fan que le flipa el ABC del rock y punto: es como que han comprado el pack. “A mí me gustan este, este y este. Es lo que me tiene que gustar, lo que dice mi camiseta y mi pelo largo”. Y se presupone que tienes que ser así. Y no, no somos así. Nuestro gran valor reside en asimilar lo que nos da la gana de lo que nos da la gana cuando nos da la gana, y que luego salga como tenga que salir. ¿Me gusta el neo-folk americano? Sí, pero no todo. Que me guste Little Wingsno significa que me tenga que gustar Bon Iver. ¿Me gusta el hard-rock? Sí, pero no todo.
NTD: ¿Pero Notodo?
J.V.: (Risas)
NTD: ¿Y en qué punto está Corizonas ahora mismo? Habéis hablado de una necesidad de cambio para no acabar hastiados. ¿Qué es lo que deben esperar vuestros seguidores a partir de ahora?
J.V.: Ahora la idea es hacer todo al mismo tiempo, a lo loco (risas). No sabemos muy bien si ponernos a grabar el próximo disco de Arizona Baby mientras Los Coronas presentan su nuevo disco que han grabado hace poco o si directamente ponernos a grabar el siguiente de Corizonas o todo a la vez. No lo sé. Pero es como funcionamos: hacemos las cosas y luego decimos “mira, he hecho esto”. Lo que sí te puedo decir es que hay una muy buena química con Corizonas y hay que aprovecharla. Entonces a lo mejor si no le damos continuidad se podría perder y sería una pena. Esperemos que la continuidad sea lo suficientemente constante para mantener la buena forma física y artística en la que nos encontramos ahora.
NTD: O sea que todos aquellos que creían que Corizonas podía llegar a ser sólo un momento puntual de la unión entre dos bandas que vayan sabiendo que hay Corizonas para rato.
J.V.: Es que Corizonas es un grupo real. Es tan real como Arizona Baby o Los Coronas. Y con una identidad propia importante y fuerte como ellos. Para mí son tan importante Arizona Baby como Corizonas, y para el resto de músicos de la banda lo mismo. No es que “haya Corizonas para rato” sino que “hay Corizonas”. ¿Cuántos discos duraremos? No lo sé, supongo que como cualquier otro grupo. Con Arizona Baby llevamos diez años y no sé si dentro de cinco o diez seguiremos juntos. Con Corizonas ocurre lo mismo. No tenemos ni idea, pero esa es la gracia. Mientras mole, seguiremos.
(www.notodo.com)