Cuando llegué a Wichita Falls (la que está en Texas y todo el mundo confunde con la Wichita de Arkansas) pensé que se iniciaba uno de los mejores períodos de mi vida. Una nueva ciudad y…tranquilidad. No conocía a nadie y eso me confortaba.
Estaba allí, en Wichita Falls, huyendo de la gente…
Durante muchos meses, pude resistirme a la insistente y fraternal vida comunitaria que mis vecinos potenciaban, con un exceso de entusiasmo. Yo, el extraño y huraño nuevo habitante de Wichita Falls en el barrio de Seymour, decía “no” a las barbacoas vecinales, a las celebraciones de los “Días De (“incluidos el del Pancake y el del Cowboy True )pero…ha llegado la Navidad y se han vuelto locos.
Primero, me recomendaron adornar mi casa con luces. Dije “No”.
Después, me invitaron a un ponche colectivo para informar a los vecinos de los actos navideños. Dije “No”. A partir de ese “No” las cosas empezaron a torcerse. Me miraban con desprecio, me señalaban y cuchicheaban…
El día del encendido oficial del árbol de Navidad de la calle Seymour, cerré puertas y ventanas y me atrincheré en casa. Ya habían empezado los ataques hostiles: un viejo cowboy me escupió en la cara, una mujer me dio una colleja cuando salía del Starbucks y en mi fachada , habían aparecido unas pintadas : “Traidor” y “Aquí vive el Grinch”…
Pero el error definitivo, el que me ha puesto en esta situación, lo cometí hace un par de días, cuando el Comité de Festejos del Área de Seymour de Wichita Falls, vino a visitarme para comunicarme que en 48 horas, todos los vecinos iban a poner en sus puertas las coronas navideñas para el Concurso Anual de Coronas Navideñas de Seymour . Esperaban, por mi bien, que yo participara en tan tradicional evento. “Todas las puertas de la calle Seymour de Wichita Falls tienen su corona en Navidad. Nunca ha quedado una puerta vacía. Nunca jamás.”
Ni me planteé poner la corona. Dije “No”.
Mi puerta, vacía.
Han pasado los dos días y las puertas de toda la calle Seymour, ya están decoradas y preparadas para el Concurso que se celebra hoy. Por lo menos eso creía yo, pero acabo de asomarme a la ventana y he visto que todos los vecinos están fuera, apostados alrededor de mi puerta vacía y sin corona. Llevan antorchas y van vestidos de forma extraña: túnicas rojas y gorros que, si la vista no me engaña, tienen una borla blanca en su cima. Cantan, todos juntos, con una voz grave y susurrada , un villancico que pone los pelos de punta. Creo que es “Noche de Paz”…
Se han callado. No se oye nada. Están inmóviles, delante de mi puerta…
Uno de ellos, se adelanta .Lleva algo en la mano. Veo como desliza un sobre por debajo de la puerta .Mira hacia la ventana desde donde lo espío y veo que sus ojos son rojos, también.
Sé que debo leer el mensaje . Sé que debo abrir ese sobre pero…estoy aterrorizado.
Reacciono cuando comprendo que no se van a mover. Han empezado a cantar de nuevo. Cuando leo la nota, tengo la certeza que si no cuelgo una Corona de Navidad en la puerta, voy a morir.
Frenético, busco cosas con las que poder hacer mi corona. Un maldito DIY de esos….Alambre, me tiemblan las manos. Tengo que controlarme…¿Qué pongo? ¿Qué? Se me acaba el tiempo…
Están golpeando la puerta. Me quedan unos minutos.
Entro en la cocina . Abro la nevera. Me voy a la despensa y…ahí, en el cajón verdulero veo las coles…
Tengo una oportunidad…
Final alternativo :
Entro en la cocina . Abro la nevera. Me voy a la despensa y…ahí, en el cajón verdulero veo las guindillas…
Tengo una oportunidad…
NB : El anillo o corona de Navidad, tiene su origen en el norte de Europa. El círculo significa la eternidad, y el curso ininterrumpido de las estaciones, y el uso de ramas de árboles de hoja perenne, significa la persistencia de la vida en medio del duro invierno.