Ya hemos hablado en varias ocasiones sobre el uso del correo electrónico para la comunicación en el ámbito sanitario, tanto entre profesionales como entre profesionales y ciudadanos.
Hoy me gustaría comentar con vosotr@s un interesante estudio publicado en JMIR (que está que no para últimamente) en el que hacen un seguimiento a médicos de Florida sobre el uso del correo electrónico con sus pacientes (comparan 2005 con 2008).
El artículo expone algunas conclusiones que me gustaría comentar:
- El uso ha cambiado poco entre 2005 y 2008. Resulta curioso… y difícil de explicar al 100%. Creo que se debe a una mezcla de poca formación, miedos, desinformación, desconocimiento, sobrecarga de tareas de nuestros profesionales… y un largo etcétera.
- El interés de los futuros médicos en usarlo ha decrecido. Pienso que el boom de las redes sociales puede tener algo que ver en esto, pues han cambiado la forma de comunicarnos por completo. Si habláis con vuestr@s hij@s, es muy posible que os sorprenda que apenas usan el correo electrónico… estoy seguro de que much@s lo tienen porque hace falta para darse de alta en una red social, que si no…
- Ha habido un descenso en la adherencia a las buenas prácticas para proteger la privacidad de dicha comunicación. Esto sí es verdaderamente preocupante y no basta con culpar a nuestras organizaciones y nuestros responsables políticos: ¡esto es una cosa de todos!
Deberían desarrollarse políticas que aseguraran una correcta adherencia a dichas buenas prácticas. Es la única forma de garantizar la debida protección de una información tan sensible.
Pero sabemos que la política es lenta (cuando quiere, debo añadir, porque para la Ley Sinde bien que han corrido -lo siento, no lo he podido evitar-), sobre todo cuando se trata de articular leyes. Por esto, somos nosotr@s mism@s l@s que debemos solventar esta separación entre Leyes y realidad… pues somos l@s que la “sufrimos” a diario. ¿Qué podemos hacer?
Para mí la clave está en la concienciación y formación. Y en este sentido pienso que vamos por el buen camino (aunque siempre se puede ir mejor, claro). Tanto profesionales como ciudadanos son cada vez más conscientes de la importancia de la seguridad y la privacidad en nuestro ámbito tecnológico (que a tantos pilla tan de nuevas). Cada vez hay más preocupación por hacer las cosas bien y se demanda más formación.
Eso es una parte, pero claro, el día a día sigue arreciando, las necesidades de comunicación siguen existiendo y, en muchas ocasiones, nuestra organización no nos provee con las herramientas adecuadas para realizar nuestro trabajo de manera cómoda. Por esta necesidad de hacer las cosas lo mejor posible y de seguir trabajando, surgen esas “alternativas” que ponen en peligro la privacidad de la información.
No me gustaría repetirme en exceso, pero es responsabilidad de la Organización el proporcionar las herramientas adecuadas para evitar estos malos usos.
Como la entrada de hoy se centra en el correo electrónico, hablaré de algunos problemas que tiene nuestra organización al respecto.
Algo con lo que estamos en continua lucha, es el uso de cuentas de correo personales (Gmail, Hotmail, Yahoo) en el ámbito profesional pero, más allá de denunciarlo y perseguirlo… ¿nos hemos preguntado por qué ocurre? Posiblemente hay un problema cultural de fondo y un afán por simplificar las cosas por parte de nuestros profesionales (que no considero que deba ser el centro de nuestra crítica, la verdad). Está claro que es mejor unificarlo todo en una única cuenta de correo, ¿verdad? Pero yo creo que esto no debe ser así. Debemos separar los usos y no tenerle miedo a tener más de una cuenta, sobre todo cuando estamos manejando la información de otros (nuestros pacientes), no lo olvidemos.
Pero también es cierto que la explicación que me suelen dar al respecto cuando pregunto por qué se hace es que nuestra plataforma web de correo corporativo es muy mala y no da toda la funcionalidad que consiguen con sus cuentas de correo personales… ¡y tengo que darles la razón! Pienso que antes de ponernos punitivos y persecutores, deberíamos proporcionar una herramienta acorde con lo que pedimos. En pocas palabras, ¿por qué no podemos tener un correo web decente que integre de manera cómoda todas las medidas de seguridad pertinentes? Firmado digital y cifrado deberían ser un botón, no un dolor de cabeza para nuestros profesionales, ¿no creéis? Así que, podríamos decir que a la Organización le falta tanto camino (o más) que andar que a sus profesionales y ciudadanos. La cuestión es que lo hagamos todos juntos.
Fuente: JMIR.